A raíz del caso que publicamos ayer en las redes sociales de la clínica, varios padres de mi entorno, pacientes o no, me preguntaron alguna duda, por lo que me decidí a escribir este artículo.
Una frenectomía es una cirugía mínimamente invasiva que consiste en la extirpación del frenillo, pero para entender por qué se realiza y por qué llega a ser necesaria este tipo de intervención, debemos responder antes varias preguntas, la primera de ellas:
¿Qué son los frenillos bucales?
Cuando nos referimos a la salud bucodental, lo normal suele ser tender a pensar en nuestras piezas dentales, pero nos olvidamos de los tejidos blandos y el resto de las partes que la conforman, como por ejemplo los frenillos bucales. Y hablo en plural porque son tres, aunque todos cumplen con la misma función: conectar dos partes de la boca, una podemos mover con otra que no. En concreto son:
Frenillo lingual: Es el que une la lengua con el suelo de la boca
Frenillo labial superior: Es el que une el labio superior con la encía superior
Frenillo labial inferior: Es el que une el labio inferior con la encía inferior
¿Y cómo surge la necesidad de operarlos?
Aunque los frenillos no dejan de ser una pequeña capa de tejido, pueden llegar a generar determinadas complicaciones, la mayoría derivadas de su tamaño, que generen dificultades para pronunciar determinadas palabras, para comer o problemas meramente estéticos.
La frenectomía o cirugía de los frenillos es una intervención mínimamente invasiva que se realiza mayormente en niños y cuya intención es devolver la funcionalidad fonética, masticatoria y estética en el paciente mediante la extirpación de uno de estos frenillos.
Se realizan mediante anestesia local, pero a dosis bastante bajas y la recuperación es rápida y sencilla, prácticamente no se puede hablar de posoperatorio. De hecho, en algunas ocasiones ni tan siquiera se dan puntos tras la cirugía.
En caso de que el problema se encuentre en el frenillo lingual, la operación realiza una pequeña incisión en la lengua para liberarla del suelo de la boca y permitir su completa movilidad.
Si el problema se encuentra en el frenillo labial superior, lo más probable es que se deba a una hipertrofia del mismo. Es decir, que su grosor es superior al habitual lo que provoca que se posicione entre los dos incisivos centrales y dando lugar a una separación interdental mayor a la que debería. En estos casos la diferencia suele ser verdaderamente notable.
De hecho, es el caso que subimos ayer a las redes:
¿Veis la diferencia? Con apenas una incisión y en una intervención muy corta y sin riesgos, conseguimos un cambio espectacular.
Si tienes dudas sobre si una frenectomía podría hacer bien a tu hijo, concierta una primera cita con nosotros, podemos asesorarte.