Es habitual, y bastante normal, recibir a pacientes preocupados porque se han visto (y se tocan con la lengua) un bulto extraño en la encía que parecía no estar ahí ayer. Dependiendo de las características de dicho bulto, podemos saber si es o no preocupante cuando recibimos su llamada telefónica, aunque lo más habitual es que si se trata de un buen paciente y sabemos que tiene una higiene dental adecuada, sea un simple fibroma. Pero,
¿Qué es un fibroma y cómo podemos distinguirlo?
Los fibromas son afecciones benignas que se producen por irritación. Lo más normal es que provoquen cierta preocupación en el paciente, pero no dolor ni molestias más allá de las que causa la citada irritación, además es un bulto duro y de un color saludable para la encía.
Por supuesto, en la mayoría de ocasiones merece la pena acudir a una clínica dental para una evaluación profesional, para poder quedarnos tranquilos, pero lo más normal es que si efectivamente se trata de un fibroma el consejo profesional sea que no hagas absolutamente nada al respecto.
Las causas suelen ser cambios hormonales, un traumatismo o factores genéticos, y el fibroma desaparece por sí mismo sin que hagamos nada. En otros casos, es necesario extirparlo, pero al tratarse de un bulto benigno, si no molesta mucho lo normal es no hacerlo.
Otra causa probable es que aparezca por una prótesis removible que ajusta mal y va rozando la encía hasta que se produce. En este caso cada vez la irritación irá a más y las molestias de la zona también, así que sí que es imprescindible tanto la extirpación del fibroma como el reajuste de la prótesis para evitar que vuelva a salir, pasando por una limpieza profunda de la zona y la boca del paciente.
Y si no es un fibroma, ¿qué es?
En caso de que no se trate de un fibroma, entonces sí que se trataría de un bulto producido por un proceso infeccioso, ya sea un abceso o una fístula.
Los abcesos son blandos y se dan en pacientes periodontales, al inflamarse las papilas de la encía que rodean al diente debido al sarro. Su cura requiere de medicación antibiótica (por la infección) y de un curetaje que limpie la zona. Dependiendo del grado de afección del paciente, se consideran gingivales o periodontales, al igual que con la propia enfermedad periodontal.
En este caso los abcesos gingivales son aquellos que salen cerca del diente y son el caso más leve. Los abcesos periodontales aparecen cuando ya hay cierto grado de pérdida ósea debido a la enfermedad periodontal.
La fístula, sin embargo, consiste en una abertura de la encía que genera pus, a diferencia del abceso, que es una cavidad infectada. La fístula proviene directamente desde la raíz del diente y se va abriendo paso hasta la encía. La razón más habitual, por tanto, para una fístula es que la caries haya avanzado hasta la raíz del diente y se esté expandiendo desde ahí hacia la cara.