La importancia de una correcta oclusión, y de la colocación de los dientes en la arcada dentaria, es un factor que, más allá de la estética de la sonrisa, contribuye a un correcto desarrollo de las arcadas dentarias, a una adecuada masticación y alimentación y, además, a garantizar que la articulación temporomandibular (la relación entre la mandíbula y el resto del cráneo) no sufre presiones excesivas a lo largo de la vida del paciente.
En este sentido, la revisión temprana de la dentición de los niños permite detectar múltiples patologías que pueden tratarse aún cuando éstos tienen dientes temporales o ‘de leche’, evitando así complejas intervenciones quirúrgicas cuando sean adultos, y consiguiendo minimizar los riesgos de asimetrías faciales.
Una de las patologías más fácilmente tratables a edades tempranas es la existencia de una mordida cruzada de carácter leve, que afecte a uno o varios dientes temporales:
El tratamiento consiste en una pequeña ‘pista’ de composite (un compómero como el que se utiliza para hacer obturaciones o empastes, de color blanco y máxima estética) con la que se descruza de forma temporal la oclusión, colocadas normalmente en el canino del lado afectado, de forma que se equilibra la dimensión vertical de ambos lados:
Con ello, se evita que el paciente coma sólo por el lado de la mordida cruzada y, en el plazo de unas semanas, el paciente recupera una oclusión normal, por los dos lados, consiguiendo proporcionarle una situación de normalidad de forma sencilla, estética y rápida, evitando aparatología complicada y costosa.
Por esto, es importante el diagnóstico prematuro de este tipo de patologías, acudiendo a profesionales dentales de confianza que podrán diagnosticar las necesidades de los más pequeños de la casa y, en su caso, plantear soluciones como ésta para mejorar la calidad de vida de los pacientes infantiles.