El estrés, los nervios, un ritmo de vida cada vez más acelerado y los cambios en la sociedad hacen que cada vez sean más los pacientes de Murcia, y de todo el mundo, que sufren o padecen bruxismo.
El bruxismo es una enfermedad que provoca que el paciente que la padece ‘frote’ sus dientes inferiores contra los superiores, desplazando la mandíbula, lo que origina un importante desgaste dentario que puede traer graves consecuencias.
El tratamientos más aceptado es una férula de descarga oclusal, normalmente rígida, y con guías incisales y caninas, aspectos éstos que pueden variar según las necesidades del paciente y los criterios del profesional, que además valorará si debe sujetarse a los dientes superiores o a los inferiores.
La férula, que suele llevarse de noche, que es cuando la mayoría de pacientes bruxan o ‘rechinan’ los dientes, consigue varios aspectos de importancia:
– Le impide ejercer una posición de máxima fuerza muscular, de forma que no hace tanta presión como sin ella
– ‘Desprograma’ la mandíbula, induciendo una relajación y frenando el apretamiento constante de los dientes
– Asegura un contacto equilibrado entre todos los dientes de la arcada, evitando que contacten más unas piezas que otras (puesto que se desgastarían antes)
De este modo, cuando el paciente se pone una férula por las noches, tiende a bruxar o ‘rechinar’ menos los dientes, por el efecto de esa desprogramación y, además, no los desgasta, puesto que lo que choca es la férula.
Esto supone, por otro lado, que periódicamente sea necesario sustituir férulas usadas por otras nuevas, lo que variará en función del grado de bruxismo del paciente: si la desgasta mucho, puede ser necesario cambiarla cada uno o dos años; si el desgaste es menor, durará más tiempo.
En cualquier caso, es importante ser consciente de que las férulas, al desgastarse por el roce constante con los dientes, sufren cambios y pierden las propiedades de desprogramación y contacto oclusal equilibrado, lo que hace necesario ajustes y revisiones periódicas y, cuando lo sugiera el profesional dental, su sustitución por una nueva que refleje la situación real de la oclusión céntrica del paciente para facilitar su máxima relajación y desprogramación.