Los beneficios de la lactancia materna son bien conocidos para la salud de los bebés así como la de las mamás. Es por ello que los grupos de apoyo a la lactancia materna tienen cada vez más influencia en muchos colectivos de la Región de Murcia.
Entre las ventajas más significativas para las madres encontramos:
– La disminución del riesgo de cáncer de mama y el ovárico
– Una menor incidencia de hemorragia postparto.
Para los bebés, podemos destacar:
– Mayor protección frente a las infecciones
– Reducción del síndrome de muerte súbita del lactante, entre muchas otras.
Pero, ¿cómo repercute la lactancia materna en la boca del bebé?
Aunque no exista una evidencia científica determinante de la relación de la lactancia materna con una correcta oclusión, sí podemos afirmar que aquellos niños amamantados hacen un menor uso del biberón y el chupete y por tanto, esto disminuye el riesgo de desarrollar una maloclusión (es decir, de que el niño se desarrolle mordiendo mal o con apiñamiento de dientes).
El amamantamiento favorece el avance mandibular (los bebés tienen una posición más posterior de la mandíbula que se va adelantando con el desarrollo), mientras que la succión por biberón y chupete hacen movimientos a la inversa. Además, succionar la leche materna supone un mayor esfuerzo para la musculatura del bebé, que se manifiesta en mayor cansancio y una inducción al sueño, positivo para sus ritmos circadianos, hecho que se ve favorecido por el contacto con la madre. Además, la leche materna contiene L-triptófano, una
enzima que favorece el sueño, y que unida al contacto con la madre y el pecho materno, ayuda a dormir más.
En cuanto a la salud dental, muchas veces se ha asociado la lactancia materna al gran problema actual de la caries de inicio temprano. Sin embargo, hasta la fecha no existe evidencia científica al respecto, de tal forma que los profesionales de la odontopediatría fomentamos la lactancia materna firmemente, teniendo en cuenta los siguientes factores:
– Evitar hábitos de transmisión salival. La boca del bebé cuando nace está libre de bacterias, pero no por mucho tiempo. Poco a poco se va colonizando, siendo muy importante que las primeras bacterias que entran en contacto no sean patógenas. Hábitos como compartir utensilios para comer, limpiar el chupete con nuestra boca o soplar la comida para enfriarla pueden favorecer la transmisión de bacterias. Por ello es tan importante que exista una buena salud oral familiar, haciendo hincapié en la salud oral materna principalmente. Cuanto más tarde entren en contacto las bacterias responsables de la caries con la boca del niño, menor riesgo hay de sufrir caries de inicio temprano.
– Cepillado dental al menos dos veces al día. Desde el momento en el que nace el primer diente, debe comenzarse el cepillado. La utilización de pasta dental deberá evaluarse por su Odontopediatra en función de cada paciente.
– Espaciar el intervalo de comidas (leche o sólidos) mínimo 2 horas. La saliva tiene capacidad para remineralizar el esmalte, pero necesita un tiempo de al menos dos horas. Si en un intervalo menor introducimos azúcar en la boca, la saliva pierde esa capacidad.
– Intentar que el bebé no se duerma con restos de alimento en la boca, desde
el momento en el que existen dientes. Los niños deben dormir con la boca limpia.
– Retrasar al máximo la introducción de azúcar. La sacarosa, que es el azúcar que más se utiliza en repostería y alimentación, es la más perjudicial para los dientes. Diversos estudios han demostrado que el consumo de este azúcar en los primeros años de vida es capaz de influenciar en la prevalencia de futuras lesiones de caries.
– Visitar al Odontopediatra antes del primer año de vida, con el objetivo de orientarnos en prevención en materia de salud oral.
Clara Serna Muñoz
Máster en Odontopediatría por el Hospital San Rafael de Madrid
Práctica exclusiva de Odontopediatría en Murcia
NOTA: Todas las imágenes de esta entrada tienen los derechos reservados por la Asociación Lactando Murcia, dentro del marco de su Convocatoria 2013 de Premios de fotografía.