Los implantes dentales, al igual que los dientes, requieren cuidados, revisiones periódicas y visitas de mantenimiento para prolongar en el tiempo su función y adelantarnos a cualquier problema que pudiera existir, incluso sin que el paciente perciba ninguna molestia.
Y es que es necesario tener en cuenta que a pesar de que el diente y el implante tienen muchas estructuras en común, otras son distintas en unos y otros, que nos obligan a prestarles atenciones y cuidados adicionales a los implantes dentales.
- El diente es un tejido biológico compuesto por materia orgánica e inorgánica, que cuenta con sensores capaces de avisarnos ante situaciones que no son las adecuadas, mientras que el implante es titanio tipo IV (metal) y no dispone de estos sensores.
- La conexión a hueso del diente es a través de ligamento periodontal, el cual amortigua fuerzas, mientras el implante solo presenta la flexibilidad que le da el hueso debido a su conexión con el mismo.
- El aporte de sangre a las estructuras circundantes procede de dos vías al diente mientras el implante solo la recibe una vía, influyendo de este modo en las defensas y aporte de nutrientes a dichas estructuras.
- Los tejidos blandos que los rodean a nivel de la primera capa (epitelio) son similares, no así en el caso la segunda, el conectivo, donde la diferencia es la organización del tejido, ya que en el implante esta más desorganizado y solo presenta fibras de colágeno circulares y paralelas al implante, sirviendo de freno frente a la entrada de placa bacteriana y otros agentes perjudiciales como los químicos del tabaco.
- En lo referente a la flora bacteriana, ésta es similar en el caso de diente/implante, siendo en estos últimos de una progresión más rápida y agresiva.
Por ello, es importante que, si queremos que nuestros implantes dentales duren el máximo tiempo posible, contemos con el apoyo y el mantenimiento de periodoncistas e higienistas dentales que nos ayuden a cuidar de los mismos de la manera más eficaz posible.