Pedro se lavaba los dientes tres veces al día, una después de cada comida. Lo hacía muy rápido, en menos de un minuto había terminado. Se cepillaba con un cepillo manual, ya que temía que uno eléctrico pudiera dañar su dentadura. Eso sí, lo hacía con mucha fuerza, para eliminar por completo la temida placa bacteriana. A veces le sangraban las encías, algo que él atribuía a una correcta y profunda higiene dental.
Sin embargo, Pedro estaba completamente equivocado. Tenía confundidos algunos conceptos y pasaba por alto lo más importante: el sangrado de las encías era un síntoma de que había algo que no estaba haciendo del todo bien.
En esta nueva entrada del blog de la clínica dental Vélez & Lozano, dentistas de referencia en la Región de Murcia -especializados en odontología infantil, implantología dental, tratamiento contra el bruxismo y prótesis, entre otros tratamientos-; vamos a aclarar algunos conceptos para llevar a cabo una correcta higiene dental diaria.
Si la encía sangra es que algo no marcha bien
No debemos pasar por alto la gingivitis, aunque sea ocasional, ya que podría desembocar en una enfermedad periodontal con la consiguiente pérdida de hueso e incluso de piezas dentales.
A pesar de que seamos disciplinados y cepillemos nuestros dientes tres veces al día, eso no nos exime de padecer esta patología, que también puede estar ligada a determinados hábitos como el tabaquismo, la edad e incluso los genes.
Renueva tu cepillo
Los cepillos eléctricos no tienen por qué dañar nuestra dentadura. La erosión de los dientes suele producirse por una mala técnica a la hora de manejar el cepillo, aunque éste sea convencional. Tampoco debemos emplear demasiada fuerza: es recomendable un cepillo eléctrico oscilante-rotacional-pulsátil con sensor de presión para evitar dañar nuestras encías.
Lo que sí que hay que hacer es renovar el cepillo cada tres meses o en cuanto notemos que sus filamentos abiertos o desgastados. En este punto también debemos recordar que el cepillado (ya sea manual o eléctrico) debe durar, al menos, dos minutos.
Cepilla tu lengua y usa la seda dental
Detrás de una gingivitis suele haber una mala higiene bucal. Muchas veces pensamos que con cepillarnos los dientes ya estamos cuidando nuestra boca, sin embargo, hay otros hábitos que debemos seguir para completar nuestra rutina diaria.
Los cepillos interdentales nos ayudan a llegar a esos espacios que el cepillo convencional no llega, al igual que la seda dental. Además, tanto los colutorios como el cepillado de la lengua completan el procedimiento de limpieza bucal y contribuyen a eliminar el mal aliento.