¿Llevas alguna funda que tiene un color distinto o un aspecto desagradable? ¿Te has empezado a ver un surco negro por debajo o una sombra oscura en la encía? Es posible que necesites renovar tus fundas, te explicamos a continuación por qué.
Una funda o corona dental es un tipo de prótesis fija que se coloca sobre un diente natural, imitando la forma y el color del diente. Este tratamiento se realiza sólo en dientes muy debilitados a modo de refuerzo, a los cuales tenemos que tallar o remodelar, para posteriormente “pegarle” una funda hecha a medida.
Tradicionalmente, las fundas se fabricaban con una estructura metálica interna, que les confería la resistencia, y una capa externa de cerámica que aportaba la forma y un color más parecido al diente. Son un tipo de tratamiento que ha funcionado muy bien durante muchos años, pero tiene dos inconvenientes:
- Al ser dos capas de material requieren rebajar mucho el diente original para dejar espacio a la funda.
- A pesar de la capa de cerámica, el metal transluce a través y hace que se aprecie un color poco natural.
Muchas veces nos preguntamos cuántos años durarán nuestras fundas o si en algún momento será necesario cambiarlas. Aunque no se puede dar una fecha exacta de caducidad, sí sabemos que dependiendo de cada persona, con el paso de los años puede ser necesario renovar nuestras fundas, pues la propia masticación irá desgastando la cerámica.
También, podemos cambiarlas porque aparezca alguna patología como la caries o algún desajuste, que si no se trata a tiempo puede suponer la pérdida del diente. En otras ocasiones decidimos cambiarlas por estética, ya que puede aparecer una línea oscura entre la corona y la encía. Esto es debido al metal que queda expuesto en los márgenes de nuestra funda metal-cerámica antigua.
En la actualidad, disponemos de una gran cantidad de materiales para evitar este tipo de problemas, como la cerámica pura o el zirconio. Este último en particular, el zirconio, presenta muchas ventajas respecto a las coronas convencionales.
Es un material biocompatible, al contrario que otros metales o aleaciones, por lo que es mejor tolerado por la encía y es más raro que aparezcan reacciones alérgicas. Es muy resistente por lo que funciona muy bien en espesores finos y nos permite ser más conservadores con el diente al que le vamos a hacer la funda, porque habrá que tallarlo menos. Al mismo tiempo, ofrece muy buena estética y se puede conseguir que quede impercetible junto a nuestros propios dientes.
¿Es sencillo realizar este cambio?
El proceso es bastante sencillo, únicamente habría que retirar las fundas antiguas, retocar ligeramente el diente y realizar nuevos registros de nuestra boca.
¿Tendría que ir sin dientes?
En ningún momento, existe la posibilidad de colocar dientes provisionales estéticos mientras el protésico nos prepara las nuevas fundas definitivas.