En la era de la información cada vez cuidamos más de nuestra salud, y nos preocupamos más por la posible toxicidad de lo que comemos o por la contaminación ambiental.
La radiación también es un factor a tener en cuenta, pero ¿nos estamos preocupando en exceso? ¿Estamos siendo razonables respecto a nuestros miedos?
La radiología representa un área fundamental en casi cualquier disciplina médica y sobre todo en el ámbito odontológico. La radiación permite a los odontólogos ver estructuras que en una primera exploración visual son imperceptibles, con lo que es posible un correcto diagnóstico y una planificación adecuada del tratamiento dental.
¿Para qué sirven las radiografías dentales?
Las radiografías dentales permiten al odontólogo detectar alteraciones o defectos que no son visibles con una exploración rutinaria. Además, permite realizar una comparativa con radiografías que se hayan realizado anteriormente, y ver la evolución del paciente.
Un claro ejemplo de alteración no visible es el caso de uno de los pacientes de Vélez y Lozano que, a pesar de no sufrir ningún dolor y de no mostrar ninguna patología visible, en una radiografia panorámica mostraba un quiste en la mandíbula.
La frecuencia con la que nuestro odontólogo lleva a cabo un examen radiográfico depende del estado de salud, edad y riesgo para desarrollar patologías orales de cada paciente.
Cuando se trata de pacientes en edad infantil, podrán necesitar radiografías más a menudo, ya que están en el proceso de desarrollo de dientes y maxilares, sobre todo para comparar el correcto desarrollo y recambio de los dientes.
Hace unos años la radiología experimentó una evolución similar a la de las cámaras de fotos, y se cambió de radiografías convencionales con película, a radiología digital. Gracias a estos avances, la dosis de radiación a la que se expone al paciente puede ser hasta 100 veces menor que anteriormente, pues se precisan haces muy estables en muy corto o con muy poca intensidad para reducir la dosis.
Seguridad y medidas de protección en el uso de pruebas radiológicas orales
La radiación recibida con una radiografía digital es baja pero existen una serie de precauciones para reducir más la cantidad que llega al paciente. En la Clínica Dental Vélez y Lozano contamos con todas las medidas de protección necesarias, tanto blindajes estructurales (puertas y cristales de plomo), como medidas de protección personal (delantal plomado y protector de tiroides). Estas medidas reducen entre un 50% y un 80% la dosis de radiación que reciben tanto el paciente como el equipo clínico.
En el caso de las mujeres embarazadas el delantal plomado se utiliza también para proteger el feto. Además, el tubo de rayos X se orienta de modo que no esté dirigido ni hacia el tórax ni hacia el abdomen.
En el caso de los más pequeños, se emplean tiempos de disparo más cortos y se regula de forma manual, con lo que se logra irradiar zonas menos extensas. Esta práctica se utiliza especialmente con bebés.
¿Cuándo es necesario realizar una radiografía?
La radiografía oral es utilizada para realizar un estudio completo de las estructuras orales de los maxilares, piezas dentales y tejido blando.
Las radiografías dentales poseen múltiples usos y beneficios, y estos superan los riesgos que puedan conllevar. Al igual que cuando se realizan otro tipo de radiografías para detectar enfermedades o patologías, las radiografías orales son seguras, rápidas y sencillas de realizar.
Respecto a la dosis relativa de radiación que recibe el paciente al hacerse una radiografía dental, en la siguiente imagen de BHdentistry puede observarse una comparativa de la radiación procedente de distintas fuentes que recibe anualmente una persona. Algunas de esas fuentes son: la alimentación, los vuelos (debido a la altitud), o los edificios de ladrillo y suelos cerámicos.
En la imagen podemos comprobar como simplemente comiendo un plátano recibimos la mitad de la radiación que emite una radiografía dental que afecte a un solo diente, o como en un vuelo de aproximadamente 4 horas recibimos 10 veces más radiación que con una radiografía panorámica de la boca completa.
Siempre será el odontólogo quien determine el número y tipo de radiografía que es necesario hacer. El método de estudios radiográficos permite un diagnostico eficiente y evita llevar a cabo tratamientos que no sean necesarios.