Son cada vez más los pacientes que me hacen esta pregunta habitualmente, y es perfectamente lógico, ya que vivimos en unos tiempos en los que como sociedad, prestamos mucha atención a al estética, lo que incluye nuestra sonrisa.
Como experto en estética y endodoncia en Vélez y Lozano, estoy acostumbrado a responderla, sobre todo en aquellos pacientes que, ya preocupados por el tono de sus dientes, se han sometido o van a empezar un tratamiento de blanqueamiento dental o carillas.
Es perfectamente lógico, cuando nos hacemos uno de estos tratamientos, lo que queremos es que sus resultados más óptimos se prolonguen lo máximo posible en el tiempo.
En realidad, la respuesta es, como supondréis, extrapolable a absolutamente todo el mundo, sean o no pacientes de estética dental.
Los tres alimentos que más manchan los dientes
Según mi experiencia, los alimentos que entrarían en el ‘top’ son:
- Té negro. Más que el café, pese a lo que se tiende a creer. Su contenido en taninos fomentan el oscurecimiento de la dentadura.
- Frutos rojos. Como arándanos o fresas. Su potente pigmentación es difícil de eliminar de nuestro esmalte.
- Vino tinto. Una vez más, los taninos, solo que unidos a los cromógenos de su composición y a la acidez propia de la bebida. También, suele beberse en mayor cantidad que el té.
Sin embargo, y quizá esto te sorprenda, mi consejo es que comas lo que quieras y lo disfrutes sin pensar en que puedan teñir tus dientes. Como sanitario no puedo negarte alimentos sanos y equilibrados que hacen bien en nuestra dieta diaria. El mejor consejo que puedo ofreceros a todos a este respecto es ese: come de forma equilibrada y sana, sin preocuparte de tinciones.
Pero, entonces, puedes preguntarte, si se me tiñen los dientes, ¿qué hago, Diego?
Pues lo que cualquiera: recurrir a tratamientos conservadores pero eficaces en tu clínica dental, que no dejan de ser otros que el blanqueamiento y las carillas.
Un blanqueamiento es un proceso 100% conservador en el que un agente blanqueante (en nuestro consulta peróxido de carbamida) sin desgastar ni deteriorar la superficie del diente, permeabiliza al interior del esmalte limpiando en profundidad y eliminando tinciones, logrando un color final mejorado.
Las carillas dentales también son un tratamiento mínimamente invasivo, en el cual ponemos una lamina muy fina de cerámica en la cara frontal del diente, mejorando su aspecto, forma y color.
Y ahora puede que te preguntes, ¿pero y si ya me he realizado estos tratamientos? ¿Debo evitar los alimentos que citas?
Pues no, insisto en lo mismo que en el punto anterior: come lo que quieras y disfrútalo sin pensar en que puedan teñir tus dientes.
Y te doy unos datos que quizás desconozcas para que entiendas por qué digo esto:
- Rehacer un blanqueamiento es perfectamente aconsejable. Tal vez no un ciclo completo cada pocos meses, pero sí un recordatorio cada 6 o 12 meses que harán que recuperes el brillo y la luminosidad de tus dientes
- Las carillas dentales son mucho más resistentes a las tinciones y cambios de color que nuestros propios dientes. La cerámica dental es menos porosa que el esmalte, y eso hacer que retengan menos placa y que “envejezcan” mejor que nuestros dientes
- También puedes hacerte un blanqueamiento si llevas carillas dentales. Puesto que son una lámina muy fina y sólo en la parte frontal del diente, el blanqueamiento va a alcanzar el resto del diente y lo va a blanquear igualmente
No a las pastas blanqueadoras
Por último, sí que hay algo que desaconsejo de forma rotunda: las pastas de dientes con efecto blanqueador. El motivo es que son muy abrasivas con el esmalte, ya que para conseguir ese efecto, lo que hacen es ‘rayarlo’, lo que además a la larga provocará, además de más índice de caries y otras patologías, como sensibilidad dental, el hecho de que se vean aún más amarillos, porque la dentina irá quedando expuesta (siempre muy a la larga, claro) y es de este color.
Además, parte de este efecto blanco se consigue por engaño, o al menos, ocultación de la verdad. Muchas de las sustancias que lo consiguen tienen un efecto momentáneo que se desvanece en apenas unos minutos.