Definimos recesión gingival como la pérdida o retracción de parte de la encía que envuelve y recubre gran parte del diente. Así, una parte del diente queda expuesta dejando visible su raíz. Existen diversas causas por las cuales pueden aparecer recesiones gingivales. Las más comunes son, entre otras: placa dental, técnicas de cepillado incorrectas, factores genéticos, malposición dental, malos hábitos (morderse las uñas, lápices u otros objetos), etc.
Podríamos mencionar algunas de las consecuencias más observadas en centros clínicos. La sensibilidad dental es una de las más comunes ya que la raíz queda expuesta y hay una mayor proximidad a la cámara pulpar, que es donde se encuentran los nervios; por tanto aumenta la sensación de dolor. Otro de los problemas más traumáticos para el paciente y que puede llegar a producirse a nivel general en la boca, es la pérdida de piezas dentales.
Para solucionar esta situación, una vez se ha producido, existen básicamente dos tipos de tratamientos:
- Tratamiento conservador: Llevando a cabo una serie de hábitos saludables y técnicas de higiene se puede prevenir el avance de dicho problema. En caso de sensibilidad dental se recomienda utilizar dentífricos especiales para reducirla. Pueden llegar a ser necesarios tratamientos endodónticos si hay mucho dolor.
- Tratamiento quirúrgico: mediante un injerto de tejido conectivo, una cirugía periodontal muy básica que no suele tener complicaciones. Se lleva a cabo retirando tejido sano de la zona activa del paladar y uniéndolo a la parte donde encontramos dichas recesiones o retracciones gingivales.