Para Andrea el cambio “brutal” -según sus propias palabras- que ha dado con la ortodoncia invisible ha sido como salir del cascarón. Algo muy importante en su trabajo y que repercute en todos los niveles de su vida: sonríe, se siente mejor, proyecta confianza y, en definitiva, es más feliz.
Rocío vino a la Clínica para reponer un diente perdido mediante un implante, pero debido a la complejidad de su caso se le recomendó tratarse primero con ortodoncia invisible. Además, la paciente necesitó un injerto, por lo que es un ejemplo perfecto de por qué es mejor acudir a una clínica multidisciplinar como la nuestra: todo su tratamiento tuvo lugar aquí, sin derivaciones.
Giuseppe es uno de nuestros pacientes internacionales de implantes y quiso dejarnos este testimonio agradeciendo nuestro trato cercano y personal.
Begoña sabía que necesitaba ortodoncia, pero no quería usar brackets. Le parecían anti-estéticos, dolorosos e incómodos. Por eso, cuando una compañera de su trabajo le habló de la ortodoncia removible y vio sus resultados, no se lo pensó: vino a Vélez y Lozano a por su plan de tratamiento. Apenas unos días después, comenzó la ortodoncia. Dos años y medio después de sus primeros alineadores, esta es su sonrisa.
Marian tenía claro que quería carillas de porcelana. Era paciente nuestra desde hacía unos años, cuando quedó encantada tras acudir de urgencia recomendada por su madre. Su nueva sonrisa habla por sí sola, pero ella también tiene algo que aportar.
José Antonio se decidió a llevar ortodoncia al enterarse de la revolución que ha supuesto la ortodoncia invisible porque, como tantos otros pacientes, no quería llevar “hierros”. Tras quedar encantado con el proceso y el resultado de su tratamiento, decidió que quería dar un paso más y se decidió por las carillas de porcelana.