Las reconstrucciones en el sector estético dental -aquellas que involucran incisivos centrales, laterales o caninos- son trabajosas y requieren de un esfuerzo y técnica que en ocasiones no son apreciadas por algunos pacientes, que pueden llegar a pensar que para solucionar una rotura en un incisivo central (es decir, una paleta), basta con ‘pegar’ algo de composite en la zona, como un pegote de masilla.
Evidentemente, esto no es en absoluto tan sencillo, y os voy a explicar el por qué.
Estructura del diente:
Para comprender la dificultad del proceso involucrado en una reconstrucción estética primero debemos conocer la estructura coronal de un diente.
El diente está formado por 3 capas, siendo éstas de más externa a más interna: el esmalte, la dentina y la pulpa o nervio.
En una reconstrucción estética, lo que tratamos de simular es el esmalte y la dentina.
La dentina es la capa ‘interior’ del diente. Es opaca y su tonalidad tiende a ser amarillenta. Además, en la zona del borde incisal tiene una forma característica: los mamelones dentinarios.
El esmalte, por su parte, es la capa más superficial del diente y, al contrario que la dentina, es translúcida. En la zona cervical del diente el esmalte se vuelve más fino, alcanzando una tonalidad más amarilla en el diente debido a que se percibe más la dentina. El borde del diente debe ser translúcido y reflejar los mamelones dentinarios, y en cuanto a anatomía superficial, el esmalte presenta relieve y brillo.
Como veis, simular todo esto en una reconstrucción estética tiene complicación y requiere de un arduo trabajo si queremos que realmente parezca que el diente nunca ha sido dañado. Para ello, para poder reflejar todos estos matices, necesitamos usar diferentes tipos de composite.
Tipos de composite:
Composites de esmalte: Son translúcidos y se encuentran en diferentes tonalidades. Se encargan de aportar ‘valor’ a la restauración.
Composites de alta translucidez opalescentes: Gracias a su efecto de halo se usan para imitar el borde del diente.
Composites de dentina: Son opacos y se encuentran en diferentes tonalidades. Aportan el ‘croma’ de la restauración.
Tintes de caracterización: Tienen tonos marrón, azul, naranja o blanco. Sirven para caracterizar e imitar las manchas o tinciones de los dientes.
Opaquers: Son resinas muy opacas que sirven para camuflar zonas negras o muy oscuras y que no se transparenten en la restauración.
Procedimiento típico de una reconstrucción estética
Para que entendáis un poco mejor cómo usamos los diferentes compositores y en qué momento, voy a explicar el procedimiento más típico que se lleva a cabo durante una reconstrucción estética.
Primero seleccionaríamos el color adecuado de las diferentes resinas que necesitemos mediante bolitas de prueba. Esta es una de las partes más importantes del proceso, ya que una mala selección del color provocaría que la restauración no logre camuflarse y pasar como real.
Después, acondicionamos el diente para habilitar la adhesión y ya comenzamos con la reconstrucción en sí.
La primera capa de composite que debemos moldear sobre el diente es la de esmalte palatino, también llamada concha palatina. A continuación, añadimos la capa de dentina, en la que ya debemos recrear los mencionados mamelones. En la zona cervical del diente podemos usar un tono más oscuro si así lo requiere el caso. Posteriormente, una capa de esmalte de alta translucidez opalescente en el borde para simular el ‘halo’ incisal.
Ya por último añadimos la capa de esmalte final y podemos pasar al acabado y pulido, donde recrearemos tanto el relieve natural del diente como su brillo superficial.
Como se puede observar, las reconstrucciones estéticas son un tratamiento que requiere de una técnica precisa y meticulosa, pues un mínimo error puede hacer que no consigamos mimetizar al cien por cien nuestra restauración.
Espero que este artículo os haya servido de utilidad y haya aclarado vuestras dudas. Y siempre podéis dirigiros a nosotros a través de las redes sociales de la clínica