Entre los más pequeños -sobre todo si hablamos de menores de 2 años- se dan con mayor frecuencia enfermedades de tipo respiratorio como la bronquiolitis, el asma o la bronquitis. Esto se debe a que sus vías respiratorias son de menor tamaño, lo que provoca que se obstruyan con mayor facilidad.
Estas afecciones o infecciones respiratorias suelen tratarse con inhaladores, puesto que este mecanismo facilita la llegada del fármaco a los órganos afectados, ya sea con broncodilatadores, corticoides o antiinflamatorios de los que suelen indicar hasta 3 o 4 aplicaciones al día.
Pero todo esto ya lo sabías, seguramente. Sin embargo, lo que es muy probable que no sepas es que puede afectar a la salud bucodental de los más pequeños.
Suelen indicar hasta 3-4 aplicaciones al día.
¿Pero sabias que pueden afectar a sus dientes?
Consecuencias del uso de inhaladores en la salud bucodental
Boca seca (Xerostomía)
Este tipo de medicación reduce el flujo salival, además de bajar el PH, lo que deja la saliva muy ácida. Además, los niños que tienen estas afecciones suelen tender a la respiración oral ya que al tener sus vías respiratorias obstruidas e inflamadas, no pueden respirar nasalmente, lo que reseca aún más sus bocas.
Erosión dental y caries
Esta medicación introducida gracias a los inhaladores se deposita directamente en los dientes anteriores, sobre todo en los superiores. Esto se suma a que la reducción de saliva y el PH ácido que se ha generado -como hemos visto en el punto anterior- crea unas condiciones propensas para la aparición de caries. A esto hay que sumar que, para facilitar la toma en niños, muchos de estos fármacos o son ácidos o contienen azúcares agregados que facilitan la inhalación.
Esta situación da lugar a una pérdida de mineralización del esmalte, que va quedando muy poroso y se va erosionando. Queda entonces un diente muy frágil, susceptible a caries muy agresivas y que da la sensación de que provoca la desaparición total del diente a una velocidad increíblemente rápida.
Aftas /Candidiasis
Estos procesos a los que nos hemos referido no afectan solo a la dentición propiamente dicha, si no que también tienen repercusión en los tejidos blandos de nuestra boca, provocando una alteración de la mucosa oral, que puede dar lugar a la aparición de aftas y que facilita el crecimiento de hongos en la boca, lo que aumenta la posibilidad de candidiasis oral.
¿Cómo podemos evitarlo y ayudar a sus dientes?
- Enjuagando con agua tras la toma de inhaladores. Si el niño/a es muy joven y aún no sabe enjuagarse, se le puede dar de beber agua directamente.
- Cepillarles los dientes pasados 30 minutos. Este es un punto muy importante, porque de hacerlo de forma inmediata, removeríamos las partículas que quedan depositadas -como si fuesen granos de sal- que pueden erosionar más el diente, algo así como si lo ‘exfoliasen’. Además, hay que levantarles el labio para retirar toda la placa y los restos que queden en la zona de la encía.
- Oblígales a mantener una buena dieta, alejada de los cariogénicos como los azúcares, zumos o bebidas azucaradas, especialmente si las beben con pajita, ya que incidirán sobre todo en la zona sencilla.
- Que mantengan una buena higiene, lo cual, os recordamos, consiste en: cepillar los dientes dos o tres veces al día con pasta de 1000 ppm de flúor para remineralizar en menores de 6 años y de 1450 ppm en mayores de esa edad, no olvidando cepillar la lengua para eliminar las bacterias y el mal olor además de usar el arco dental.
- Acudir a revisiones dentales al odontopediatra desde la aparición del primer diente de leche. Existen tratamientos remineralizantes bastante sencillos para antes de que ocurra una pérdida de estructura mayor.
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