A la hora de cuidar nuestra salud bucodental sin duda lo fundamental es la higiene diaria, en la que a su vez destaca el cepillado dental, sin embargo, en ocasiones es difícil decidirse por el cepillo ideal para nosotros.
Por eso, lo mejor que podemos hacer es preguntar nuestras dudas a nuestra higienista, quien nos ofrecerá unas pautas específicas y la opción perfecta para nuestro caso. Aún así, hoy queremos hablaros en nuestro blog de este tema y ofreceros una pequeña guía para que todo resulte un poco más sencillo.
¿Cepillo manual o eléctrico?
Esta es sin duda la reina de las preguntas en cualquier clínica dental de todo el mundo, y la primera duda que siempre se plantea todo el mundo a la hora de decantarse por un cepillo. Sin embargo, si esta respuesta sigue siendo de las más planteadas es porque no existe una respuesta correcta y concreta para ella. Ambos tipos de cepillo presentan ventajas (y por tanto desventajas) que debemos tener en cuenta para nuestro caso particular, y elegir en base a ello:
La principal ventaja del cepillo manual es evidente: su precio, que es notablemente más bajo que el del eléctrico. Además, es más fácil de transportar ya que no pesa tanto y no necesita cargadores. Aún así, la mayoría de personas optan por tener un cepillo extra para viajar. Por su parte, las ventajas del eléctrico son que nos permite acceder a zonas más complicadas que el manual; su movimiento rotatorio, que permite un mejor control de la placa bacteriana; y su regulación de presión, que reduce el riesgo de abrasión del diente.
¿Cepillo duro o blando?
La siguiente decisión que tenemos que tomar, tiene que ver con la dureza del propio cepillo. Los duros son, en general, desaconsejados por nuestras higienistas, ya que una mayor presión sobre el diente puede desarrollar mayor erosión del mismo, provocando sensibilidad dental o daños en la encía.
Los blandos, por su parte, también llamados suaves, tienen unas cerdas menos agresivas con las encías y el esmalte, por lo que se suelen recomendar a pacientes con sensibilidad dental o gingivitis, por ejemplo.
Los de dureza media son por tanto los de uso más común, ya que tienen una mayor flexibilidad que los duros y proporcionan una limpieza más eficaz que los blandos.
Utensilios auxiliares
Para terminar este artículo, me gustaría incidir una vez más en la importancia de los mal llamados ‘elementos auxiliares’ a la hora de la limpieza bucodental, un término del que difieren dentistas e higienistas debido, precisamente, a lo fundamental de su papel para cuidar nuestra salud. Estos son:
Hilo o seda dental: ayudan a eliminar la placa y los restos de alimentos bajo lo encía y entre los dientes.
Arco dental: uno de los extremos actúa como un ‘palillo’, permitiendo llegar a los restos más superficiales, y el otro extremo limpia en profundidad los espacios interdentales de difícil acceso. Muchas personas lo consideran más cómodo que el hilo.
Cepillos interdentales: se usan para llegar a los espacios entre los dientes donde se acumulan restos de alimentos que no podemos eliminar con el cepillo normal. Existen diferentes tamaños dependiendo de los espacios que deban cubrir. Aunque están asociados al uso de ortodoncia fija, debido a su utilidad para limpiar entre brackets, hay pacientes que simplemente tienen preferencia por ellos, aunque no usen ortodoncia.
Esperamos que esta pequeña guía sirva para despejar tus dudas, pero si quieres una valoración personalizada y adaptada a tu caso concreto, lo mejor es que consultes a tu higienista la próxima vez que tengas una cita.
¡Te esperamos en la Clínica!
Autora: Cristina M. Machín