Cuando vamos a realizar un procedimiento complejo como una endodoncia, los pacientes suelen tener dudas a la altura, como es normal. Dudas complejas requieren respuestas complejas y, por eso, en este nuevo artículo de nuestro blog voy a tratar de explicaros por qué la respuesta a esta pregunta es a la vez un sí y un no, ya que el estar o no ‘muerto’ es, para un diente, algo bastante relativo. Ya os adelanto que primero deberíamos plantearnos: ¿puede una uña estar muerta?
Aunque empecemos por el principio…
¿Cuándo es necesaria una endodoncia y por qué se practica?
La endodoncia es el paso intermedio entre un empaste y una extracción, si queremos verlo así y simplificando un poco. Digamos que es el tratamiento que intenta evitar que perdamos la pieza, algo que cualquier dentista siempre verá como el último de los pasos o soluciones posibles. Por esto precisamente es tan compleja una endodoncia, porque recurrimos a ella cuando la caries ya ha afectado al nervio pulpar.
En estos casos, lo que debemos hacer es ‘vaciar’ el nervio del diente, desinfectar todos sus conductos internos y proceder a ‘sellarlos’ después. Es una forma algo acientífica de explicarlo, quizá, pero bastante gráfica y fácil de comprender.
Y entonces, ¿cómo queda el diente después?
Ahí es cuando digo que el término ‘muerto’ es relativo y, en concreto, algo que me gusta evitar por sus connotaciones negativas. El diente tenía un paquete vasculonervioso que tras el tratamiento ha dejado de estar vascularizado, pero eso no quiere decir que haya ‘muerto’. Es un diente que sigue cumpliendo perfectamente su función masticatoria, de posición y sujección en la arcada y que puede durar el resto de nuestra vida en nuestra boca haciéndolo, así que no ha muerto, aunque sí que ha perdido su vitalidad porque le hemos extirpado su pulpa.
De hecho, un diente endodonciado puede volver a sufrir caries. El tejido dental que sí que sigue estando ahí, es decir el esmalte y la dentina, son también susceptibles a padecer caries. Eso sí, al no tener pulpa dental, no nos va a doler, razón de más por la que es imprescindible acudir a nuestras revisiones dentales y realizarnos radiografías de forma pautada en el tiempo.
Además, el diente sigue necesitando los mismos cuidados en higiene y prevención.
Así, que no, no está muerto. Pero tampoco tiene vitalidad dentro, de ahí la confusión y el hecho de expresar que es relativo.