Mewing: ¿Ejercicio facial milagroso o técnica sin fundamento científico?

Un análisis profundo de una técnica facial controvertida

El mewing ha irrumpido en el mundo de la belleza y la salud directo a las tendencias, y no es para menos, ya que como técnica facial promete unos resultados más que sorprendentes: una mandíbula más definida, una mejor respiración y un sueño más profundo. Y todo, simplemente, realizando un sencillo ejercicio en nuestra casa que no requiere ningún tipo de aparatología. Tan solo bastaría con colocar la lengua en el paladar superior de forma recurrente para provocar la estimulación del crecimiento óseo y muscular, dando lugar a un rostro más armonioso y juvenil.

¿Suena bien, no? Demasiado bien, podríamos pensar.

Y es que, a pesar de su popularidad en el mundo de las tendencias juveniles y el fervor que genera en las redes sociales y los foros online, la evidencia científica que respalda la eficacia del mewing es bastante limitada. Si bien es cierto que la posición correcta de la lengua puede jugar un papel en el desarrollo facial durante la infancia, su impacto en la estructura ósea de los adultos no está claro.

Veámoslo en profundidad,

¿Qué ‘vende’ el mewing?

El mewing se basa en la idea de que la posición incorrecta de la lengua, que habitualmente apoyamos en la parte inferior de la boca, puede provocar una serie de problemas faciales, como una mandíbula retraída, una respiración nasal deficiente y una postura inadecuada de la cabeza.

Sus defensores afirman que al colocar la lengua en el paladar superior de forme constante, se puede:

Estimular el crecimiento óseo, mejorar la postura y optimizar el sueño. Un buen posicionamiento de la lengua durante el sueño podría favorecer una respiración nasal adecuada, lo que a su vez se asocia con un sueño más profundo y reparador.

Si bien la postura de la lengua puede influir, e influye, en algunos aspectos del desarrollo facial, como la posición de los dientes, la evidencia científica que respalda las afirmaciones del ‘mewing’ es escasa y no es concluyente.

Aunque algunos estudios sí que sugieren que la postura de la lengua puede mejorar la respiración nasal, y que esto podría tener un impacto positivo en la salud general, son estudios pequeños y que no se han realizado con un seguimiento a largo plazo, por lo que es necesaria más literatura científica que confirme realmente estas afirmaciones. Pero modificar la posición que ocupa la lengua es un hábito que se trabaja y corrige en el logopeda con muchas horas de ejercicios y un seguimiento llevado a cabo por un profesional, no es algo que simplemente podamos modificar nosotros tras leer un artículo de Internet. De hecho, en realidad, es bastante difícil conseguirlo a largo plazo.

En cuanto a la remodelación de la mandíbula en términos estéticos, tampoco hay estudios científicos que evidencien que el mewing pueda tener un efecto significativo en la estructura ósea de los adultos.

¿Y como se explican los cambios observados en las fotos de antes y después que pueblan las redes sociales? Pues como todas, con manipulaciones más o menos evidentes, desde la pérdida de peso, el uso de maquillaje, la diferencia de ángulo en las fotografías o el retoque directo con programas informáticos, pasando por una mezcla de todos ellos.

Riesgos asociados al mewing

Está bien, puedes pensar que el mewing puede no tener mucho respaldo científico detrás pero que “no puedes perder nada por probar si funciona”. En realidad esto no es del todo así, ya que existen algunos riesgos potenciales asociados a su práctica incorrecta como por ejemplo:

Dolor de mandíbula: La presión excesiva ejercida sobre la mandíbula al colocar la lengua en una posición inusual puede provocar dolor y tensión muscular.

Problemas de ATM: El “mewing” podría agravar o desencadenar problemas de articulación temporomandibular (ATM), como chasquidos, bloqueos o dolor articular.

Cambios en la oclusión dental: La posición incorrecta de la lengua durante un período prolongado podría afectar la posición de los dientes y alterar la oclusión dental.

Recomendación final

Antes de considerar el mewing como una opción, sea lo que sea que estés buscando, lo mejor es consultar primero con un especialista, no sea que consigas empeorar una situación que en realidad es fácilmente resolvible y tengas que recurrir a tratamientos para la ATM, cuyas molestias os puedo asegurar que son muy dolorosas y sus soluciones (fisioterapia, bótox…etc) también.

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