Las visitas al dentista siempre se han visto rodeadas de cierta negatividad, e incluso directamente miedo, debido a que existen prejuicios sobre lo dolorosos que pueden llegar a ser los tratamientos dentales o lo incómodo o desagradable del proceso que implica cuidar nuestra salud bucodental. Sin embargo, actualmente las cosas han cambiado mucho para mejor en todo lo que rodea a las clínicas dentales.
El problema por el que muchos niños acuden con cierto miedo a la clínica tiene que ver con sus padres. Y es que muchos adultos tienen asociados malos recuerdos a las visitas al dentista durante su infancia, porque los odontólogos, igual que profesores o maestros, son profesionales que perduran en nuestros recuerdos, para bien o para mal, y sobre todo en estas edades infantiles en las que estas experiencias se magnifican.
Sin embargo, como odontopediatra de Vélez y Lozano puedo afirmar que estas experiencias no tienen lugar en nuestra clínica, donde siempre tratamos de hacer que la visita sea amena, tranquila e incluso divertida para que así nos recuerden con cariño y darle la vuelta a esa tortilla generacional.
Es algo habitual e inevitable entre los más pequeños el sentir cierto temor y rechazo a todo lo nuevo, en especial a aquellas cosas que tengan que ver con batas blancas, por eso está en nuestras manos como padres enseñarles que la visita al dentista es necesaria, pero no necesariamente tiene que ser algo malo.
Soy Vanesa Rico, odontopediatra de Vélez y Lozano, y quiero contaros los consejos que siempre doy a la hora de introducir a los más pequeños en esta nueva aventura de la mejor forma posible:
- Su primera visita al odontopediatra debe ser pronto. Debemos asistir a su primera revisión con la erupción de los primeros dientes, evitando que el primer contacto del niño o niña con la consulta del dentista sea para algo desagradable como una extracción o un empaste. Además, en esta visita nos explicarán cómo podemos cepillarles los dientes, con qué pasta y frecuencia, qué alimentos debemos evitar y realizaremos una primera revisión general para comprobar que todo anda bien.
- Antes de esa primera visita, podemos enseñarles vídeos o libros donde los personajes se cepillan los dientes y visitan una clínica dental. Entre aquellos más populares, para mi experiencia, se encuentran Pepa Pig, Simon, Érase una vez, Los cuentos de Lucía mi pediatra…
¡Esta es una forma de eliminar el factor ‘miedo a lo desconocido’ porque ya lo habrán visto en sus personajes favoritos!
- Si ya existe alguna caries, traumatismo o anomalía dental, debemos visitar siempre una clínica que cuente con un doctor o doctora especialista en odontopediatría. Su formación, empatía y paciencia (muchas veces fruto de la experiencia) favorecerán que sea una experiencia divertida para ellos y además están acostumbrados a explicar de forma sencilla y comprensible para los más pequeños el tratamiento que se le va a realizar, lo que sin duda contribuye a que esté más relajado.
- Existen varios juegos y aplicaciones online en los que pueden ponerse en la piel de un auténtico dentista, con lo que se divertirán eliminando ‘bichitos’ (las caries), cepillando dientes o realizando empastes con plastilina y usando instrumental con formas parecidas a los de una verdadera consulta odontológica.
- Es importante que en casa no contemos experiencias negativas que hayamos tenido nosotros en las consultas dentales, que no hagamos referencia a dicha visita como algo desagradable en su presencia, ni molesto, y que no les advirtamos que será doloroso.
- No utilizar al dentista como presencia negativa de amenaza. Por ejemplo, en lugar de decirles cosas como que “el dentista le va a quitar los dientes si se le ponen malos” para conseguir que se cepillen los dientes, podemos hacer referencia a que “se pondrán negros porque irán bichitos” si no retiramos las sobras de la comida de los dientes, algo, además, más verosímil y que les ayudará a entender el verdadero proceso de las caries.
- Es importante que acudamos a las revisiones, pues en ellas nos apoyamos mucho en el dicho popular de que es ‘mejor prevenir que curar’. Así, si acuden regularmente, como nos centramos mucho en la higiene bucal, les recordamos consejos para mejorar el cepillado de forma sencilla y divertida y además los motivamos con juegos y premios, dejarán de asociar estas revisiones o las visitas al dentista en general como una experiencia en la que les diagnostican caries y tratamientos, dejando de asociar las clínicas con algo que siempre es negativo.
- Si partimos de antemano de algún recuerdo que no es muy agradable, o que incluso le ha provocado terrores nocturnos, aquí intentaremos modificarlo a base de revisiones sencillas, de ir poco a poco, y siempre podemos echarnos una mano del conocido como ‘gas de la risa’. Sin embargo, en esos casos en los que tenemos que realizar tratamientos más complejos y que involucren varias piezas dentales, recomendamos hacerlos durante una sedación profunda junto a anestesistas. El niño o niña no recordará mucho más allá de la visita al hospital y esto nos ayudará a generar recuerdos nuevos en los que irá perdiendo el miedo gradualmente.
- El mejor consejo que puedo daros es: ¡Ven a Vélez y Lozano! Las opiniones de los padres que vienen a la clínica nos avalan.
Autora: Vanesa Rico