Un hijo es un regalo.
Con la frase anterior, quedaría todo dicho en esta entrada. Sin embargo, parece que como post se queda algo corto, así que en esta ocasión hablaremos de los niños y el dentista.
La primera visita al dentista puede tratarse de una visita placentera y divertida, siempre que nuestros hijos acudan a profesionales debidamente cualificados, expertos en odontología infantil, quienes conseguirán hacer que se sienta como en casa. La diferencia con respecto a un adulto es que, de forma previa a cualquier tratamiento, el profesional deberá ‘conectar’ con el niño para hacer que se relaje y disfrute de una experiencia que, además, en muchos casos es completamente inocua e invasiva, gracias a la reducción de las caries en casi todo el mundo en los últimos años.
En algunos casos, cuando es necesario realizar algún tratamiento, uno de los deseos de los padres (o de los niños más nerviosos), suele ser el de permanecer junto al niño durante la intervención, algo desaconsejable puesto que en muchos casos se ‘rompe’ la comunicación entre el paciente y el profesional, siendo lo más recomendable para todos que los papás permanezcan en la sala de espera.
En cualquier caso, contar con elementos de apoyo adicionales, como sedación ligera con gas de la risa para ayudar al paciente a relajarse y perder el pánico a la intervención, es importante, por lo que la búsqueda de profesionales que puedan atender a nuestros hijos debe realizarse siempre de forma cuidada y decidida, recordando que lo primordial es una atención temprana para que más tarde puedan disfrutar de una sonrisa bonita y cuidada durante toda su vida.