Debido a una publicidad ‘algo engañosa’ en el sector dental durante los últimos años, son muchos los pacientes que insisten en gabinete en las “carillas sin tallado”, esto es, el tratamiento estético definitivo para la sonrisa: unas carillas con las que no se necesita tratar en absoluto el diente para darle un giro radical de 180 grados a nuestra sonrisa.
Por supuesto, todas estas informaciones publicitarias distan en la gran mayoría de ocasiones de la realidad, ya que solo unos pocos casos excepcionales son candidatos a estas carillas ‘non-prep’ o sin tallado, que sí que existen.
Hoy voy a explicaros por qué:
¿Qué es realmente el tallado para carillas y para qué sirve?
¿Por qué se necesita en la amplia mayoría de los casos realizar una buena preparación del diente (lo cual incluye un tallado mínimo) para una colocación eficiente de carillas? Debido a tres factores:
- Márgenes. Las carillas necesitan un margen definido que las limite, es decir, el protésico que las fabrica debe tener claro donde acaban los márgenes de cada carilla para así conseguir un ajuste perfecto. Si no se marcan los márgenes gracias a un correcto tallado, la terminación de la carilla nunca será perfecta y existirán riesgos de filtración y fracaso de la misma a largo plazo.
- Color. Una de las funciones que más se buscan en las carillas es mejorar el color de los dientes, camuflando el color original una vez que se ponen sobre el diente. Para que esto ocurra de manera efectiva, necesitamos una carilla con cierto grosor, porque si es mínimo, se transparentaría el color (normalmente oscuro o amarillento, y por tanto más ‘fuerte’ que el blanco) de debajo. Este punto entronca directamente con el siguiente.
- Volumen. Por último, y relacionado con el grosor, debemos hablar del volumen. Pensad que si nuestros dientes ya tienen una posición correcta con respecto al labio, lo que sería lo ideal, al colocar unas carillas encima sin hacer espacio suficiente puede resultar en un aspecto de ‘dientes de caballo’, es decir, dientes que sobresalen excesivamente y que pueden llegar a cambiar incluso el volumen del labio. Al sumarse el volumen de nuestro diente y el de la carilla, cambia nuestra armonía facial.
¿Cómo debe ser el tallado entonces?
La preparación necesaria en la mayoría de casos es mínima, pero imprescindible. Hablamos de 0’3 a 1 milímetros dependiendo del caso, por lo que el paciente a veces ni siquiera puede apreciar dicho ‘tallado’. Además, la técnica de tallado sobre mockup (la prueba estética para mostrar el diseño al paciente), permite tallar de una forma guiada y conservadora, pues evita que nos excedamos en el tallado más allá de los estrictamente necesario. Realizando unas marcas con lápiz sobre dicha prueba conseguimos eliminar el esmalte necesario para generar el espacio donde asentarán nuestras carillas.
Por tanto, podemos concluir que las carillas sin tallado o ‘non-prep’ serán viables solamente en una minoría de casos donde el sustrato (el diente) tenga un color adecuado que no necesite ser camuflado, casos donde haya espacios interdentales (diastemas) que permitan asentar una carilla a ese nivel y casos donde los dientes tengan un torque negativo permitiendo añadir grosor vestibular sin perjudicar la estética, ya que no necesitaremos generar espacio protésico.
En todos los demás casos, realizar unas carillas sin tallado de forma eficiente y con los resultados esperados por el paciente, es inviable.