El bruxismo es un trastorno consistente en apretar o incluso rechinar los dientes entre sí (la arcada inferior contra la superior) de forma inconsciente.
Se trata de un problema que cada vez afecta a más personas, lo que se explica por estar muy relacionado con el estrés. En ocasiones llega a ser un trastorno crónico que sufre de episodios (o periodos) agudos según el estrés o ansiedad que sufra el paciente, dependiendo de la época de su vida en la que se encuentre.
El bruxismo afecta por igual a hombres y mujeres, con pequeñas variaciones porcentuales según la localización en la que se lleve a cabo el estudio, y su incidencia disminuye notablemente a partir de los 65 años.
Clasificación del bruxismo
Diurno o en vigilia. Es aquel que se produce durante el día. Es más frecuente que se aprieten los dientes (lo que se conoce como bruxismo céntrico), pero rara vez se llega a rechinar (bruxismo excéntrico).
Nocturno o en sueño. Es, por contra, el que ocurre durante la noche. Suele coincidir tanto apretar como rechinar.
Causas del bruxismo
Las causas exactas del bruxismo no se conocen con certeza, pero se cree que pueden estar relacionadas con el estrés, la ansiedad y la tensión emocional. Además, ciertos hábitos, como morderse las uñas o masticar chicle, también pueden contribuir al bruxismo. El consumo de alcohol y tabaco también puede aumentar el riesgo de bruxismo.
Síntomas del bruxismo
El bruxismo puede causar una variedad de síntomas, como dolor de cabeza, dolor de mandíbula, desgaste dental, sensibilidad dental y dolor muscular. En algunos casos, el bruxismo puede incluso causar daño a los nervios y problemas en las articulaciones temporomandibulares (ATM).
Diagnóstico
Para diagnosticar el bruxismo es necesario acudir a una clínica dental, donde un odontólogo, experto en la materia, valorará nuestro caso concreto. La prevalencia del bruxismo en la sociedad es elevada, aunque se da con más frecuencia en edades determinadas y bajo factores comunes como el estrés sumado al consumo de cafeína o alcohol, entre otros.
Por ejemplo, en un estudio publicado por la Revista Estomatológica Herediana de Lima, se señala que el 52.1% de estudiantes de la Universidad de Cuenca (Ecuador) padecían bruxismo en 2016.
Sin embargo, los datos de prevalencia acerca de esta enfermedad son bastante variables, y a menudo se basan en encuestas o autoinformes, y no en pruebas científicas respaldables, como señala un estudio realizado el año pasado en España en la Journal of Negative and No Positive Results. En dicho estudio se afirma que, según los datos disponibles, y haciendo una media, se podría desgranar la afectación poblacional por bruxismo de la siguiente manera:
- Los niños de entorno a 6 años serían los más afectados, llegando a un 30% de prevalencia
- Los adultos jóvenes alcanzan un máximo del 12%
- Y a los 60 años cae hasta un 3% de la población
Tratamiento
El tratamiento más frecuente para tratar el bruxismo es la férula de descarga o de Michigan. Se trata de un dispositivo que se fabrica de forma personalizada para cada paciente de un material rígido que impide que los dientes superiores e inferiores contacten.
Este dispositivo se utiliza normalmente exclusivamente durante las horas de sueño y tiene múltiples beneficios:
- Evita desgastes de las piezas dentales y rotura y fracturas de restauraciones y rehabilitaciones protésicas
- Disminuye dolores tensionales en cabeza, cuello y músculos masticatorios
- Mejora el descanso
- Evita problemas en la articulación mandibular
Además, la férula de descarga es un aparato cuyos cuidados son muy sencillos. Basta con cepillarnos los dientes antes de colocarla por las noches y posteriormente, al retirarla, limpiarla con agua y jabón neutro antes de guardarla en su estuche.
Eso sí, cada vez que acudas a la clínica dental es importante que te acuerdes de llevarla para revisar y realizar algunos ajustes si fuese necesario.
