Los dientes temporales (conocidos comúnmente como ‘dientes de leche’) comienzan su erupción entre los 4 y los 6 meses de vida, de tal forma que algunos de ellos acompañan al niño hasta los 12 años de edad aproximadamente. A lo largo de este periodo, conviven dientes permanentes y dientes temporales en la boca, bien porque erupcionan (es decir, que salen) molares que no tienen predecesor de leche, o bien porque se caen los temporales y son sustituidos por dientes permanentes.
Generalmente, cuando el diente definitivo comienza la formación de su raíz dentro del maxilar o la mandíbula, inicia su proceso de erupción. En el camino hacia la cavidad bucal se encuentra con un obstáculo: la raíz del diente de leche. Para poder erupcionar, el diente definitivo va reabsorbiendo la raíz del de leche hasta que este último se cae y deja paso a su sucesor.
Pero en ocasiones encontramos que el diente permanente ya ha aparecido en la boca y el temporal no se ha caído, de forma que ambos están “en doble fila”.
¿Por qué ocurre esto?
Los gérmenes de algunos dientes definitivos (principalmente de los Incisivos inferiores) se encuentran por detrás de los de leche y migran hacia delante al comenzar su erupción. Si las raíces de los incisivos de leche se encuentran inclinadas, el diente permanente que intenta salir las reabsorberá, pudiendo quedar la corona del diente de leche intacta.
Aparentemente la situación es normal, pero la corona del diente de leche está ocupando la situación del diente definitivo que ha salido por detrás. En estos casos, la extracción de la corona del diente temporal es muy sencilla, a la vez que importante para asegurar que los dientes permanentes salen con normalidad.
El procedimiento se lleva a cabo mediante la aplicación de anestesia local alrededor de la corona del diente que vamos a quitar para que el paciente no note ninguna molestia.
La extracción es rápida y sencilla, y no produce ninguna molestia. La encía cicatrizará en un corto periodo de tiempo.
Como hemos comentado, la raíz del diente de leche ha sido reabsorbida por el diente permanente durante su erupción, por eso sólo vemos la corona.
Tras la extracción, recomendamos tomar algo frío para facilitar que cese el pequeño sangrado de la encía y el niño se encuentre completamente cómodo.
Si hay espacio suficiente, poco a poco iremos observando que el diente permanente va ocupando su lugar en la arcada dentaria gracias al empuje de la lengua, sin necesidad de ningún tratamiento de ortodoncia.
Dra. Clara Serna Muñoz
Licenciada en Odontología
Máster en Odontopediatría
Hospital San Rafael de Madrid