Una sonrisa es una inversión que hacemos en nosotros mismos para incrementar nuestra autoestima y conseguir ese brillo en las fotos que siempre habíamos querido.
Se trata de un tratamiento que ofrece una rentabilidad máxima durante el resto de tu vida, en tanto que aumenta tus posibilidades de encontrar un mejor trabajo, de acceder a nuevos contactos sociales y hacerte sentir mejor en tus relaciones personales.
Pero, incluso después de todo el esfuerzo de un gran cambio en la sonrisa, es importante que seamos conscientes de la necesidad de seguir cuidando nuestros dientes y nuestra salud, lo que implica visitas periódicas al dentista para mantenerlos a punto.
Como ya hemos hablado en otros posts, los composites pueden durar 3 ó 4 años, mientas que las carillas o los puentes podrán mantenerse en perfecto estado durante 15 años, siempre que los cuidemos en detalle, al igual que los implantes dentales, que deberían durar prácticamente toda nuestra vida.
El mantenimiento es sencillo:
1. Cepillado dental diario
Siempre será mejor si lo realizamos con un cepillo eléctrico oscilante-rotacional-pulsátil, puesto que ofrecen los mejores resultados para el control de placa bacteriana con solo tres cepillados al día.
En lo que respecta al dentífrico, lo ideal es emplear uno
con poca capacidad abrasiva, ya que cuanto mayor sea la abrasión del dentífrico que usemos, menos tiempo durará el brillo de nuestras restauraciones (composite o cerámica). Para cuantificar esta abrasión, se utiliza una escala llamada Abrasividad de Dentina Relativa (RDA) que va de 0 a 250.
Lo ideal es utilizar pastas que tengan una capacidad abrasiva baja, de 0 a 70. Deberíamos evitar utilizar dentríficos con una fórmula blanqueante, ya que son los que más abrasión producen.
2. Hilo dental
Esto permitirá evitar problemas de inflamación de encías o caries y mantener las restauraciones como incrustaciones, composites o carillas en perfecto estado.
Usar hilo o cinta dental (mi preferencia) es tan importante como el cepillado en los pacientes que llevan algún tipo de restauración, ya sean implantes, coronas, carillas… o cualquier otro.
Permitirá limpiar las zonas de contacto entre dientes, debiendo usarse una vez al día entre los contactos de todos los dientes.
En el caso de tener un puente o algún implante dental, es recomendable utilizar irrigadores dentales, unos aparatos que lanzan agua a presión a través de un aplicador. Son ideales como complemento al cepillado diario, para asegurar una limpieza correcta en la zona bajo la encía.
3. Enjuagues bucales
Respecto a los colutorios o enjuagues bucales, lo cierto es que la ciencia no indica que ofrezcan grandes mejoras en la higiene personal, sin embargo, pueden aportar ciertas ventajas:
- Mejora del olor bucal
- Aporte extra de flúor además del presente en la pasta
La única consideración que deberíamos tener al respecto sería emplear enjuagues libres de alcohol o clorhexidina, los cuales solo deben usarse tras la indicación de un dentista, normalmente tras pequeñas intervenciones quirúrgicas, como extracciones dentales.