La ciencia avanza, y con ella se van desterrando cada vez más mitos y tradiciones que, lejos de ser de verdadera utilidad en el área de la salud, se basan en antiguas creencias sin fundamento riguroso. Aun así, se siguen recomendando y comercializando productos y remedios caseros que no solo no son útiles para su supuesto propósito, si no que pueden tener ciertas contraindicaciones y riesgos.
Dentro de esta definición, sin duda los peores son aquellos destinados a los más pequeños de la casa, ya que también son los que más riesgo suelen entrañar. Por ejemplo, en el caso que nos ocupa hoy: los collares de ámbar.
¿Qué son los collares de ámbar para bebés?
Quizá a muchos lectores de nuestro blog esto les ‘pille’ de nuevas y se están preguntando qué son esto de los collares de ámbar para bebés y, sobre todo, qué tienen que ver con la odontología. Según una -falsa, como demostraremos- tradición, los collares de ámbar alivian los dolores de la dentición incipiente en bebés.
Aquellos que creían en esta forma de ‘gemoterapia’, aseguraban que las cuentas confeccionadas con estas resinas fósiles de origen vegetal, en contacto con la piel, liberaban propiedades analgésicas y antiinflamatorias. Algunos, incluso, incluían pequeñas piezas mordedoras para el bebé, con el evidentísimo riesgo que esto supone.
Según la teoría, estas resinas, al estar compuestas en parte por ácido succínico, liberan en contacto con las células de la piel dichas propiedades. Sin embargo, la evidencia científica demuestra varias cosas que desmienten esta creencia. La primera de ellas, que para conseguir el ácido succínico a partir del ámbar, hay que fundirlo a unos 200 grados centígrados en un entorno de laboratorio seguro, algo bastante lejano a simplemente llevarlo en contacto con la piel. Uno de los estudios que se realizaron sobre esta temática probó a sumergir las perlas de ámbar en soluciones salinas, pero la obtención del ácido no era medible, al no haber una cantidad suficiente.
Además, el ácido en estado puro es tóxico para las células al aplicarse en altas concentraciones. Es decir, que no solo no hay evidencia científica que demuestre que el ácido succínico presente en el ámbar posea propiedades antiinflamatorias, si no que, además, liberarlo de las perlas al simple contacto con la piel humana es imposible.
Riesgos de los collares de ámbar para bebés
Los riesgos de usar collares de ámbar para aliviar los dolores de dentición en bebés son relativamente evidentes pese a lo extendido de su uso. Como cualquier pediatra podría decirnos, durante los primeros años de vida el uso de collares y pulseras es poco menos que una temeridad. Los bebés, sobre todo durante su primer año de vida, juega con todo lo que tiene a su alcance, lo que incluye chupar y morder todo lo que pueda agarrar con la mano, como cualquier padre podría aseverar.
Por tanto, usar un collar de cuentas conlleva riesgos tanto de estrangulamiento o cortes como de atragantamiento y asfixia.
Formas de reducir el dolor de la dentición en bebés
Una vez aclarada nuestra opinión como profesionales sobre el uso de collares de ámbar en bebés, cabría preguntarse: ¿y qué recomendaría un odontopediatra para aliviar los dolores de la dentición?
Los mordedores, por ejemplo, autorizados y de venta en farmacia, con los controles sanitarios europeos pertinentes y el respaldo de los profesionales de la salud, son una buena y verdadera alternativa. Les ayudan a reducir las molestias, pero también les tranquilizan y distraen mientras lo sufren, así que son una opción ganadora.
También podemos masajear la encía gracias a una gasa (que acabarán mordiendo también) y aplicar frío directamente en la encía. De hecho, podemos combinar varias de estas opciones, enfriando en el frigorífico una gasa húmeda o comprando unos mordedores especiales con un líquido en su interior que se puede refrigerar.
Cualquier otra duda que tengáis, os podéis dirigir a nosotros a través de las redes sociales.