Entre el colegio, las actividades extraescolares, el trabajo, y un largo etcétera, nuestro ritmo de vida ha vuelto a coger su ritmo habitual tras las vacaciones, haciendo que descuidemos otros aspectos importantes de nuestra vida.
Uno de ellos es la revisión dental de nuestros hijos. Solemos pensar que no pasa nada, que si el niño no se queja de nada es porque todo marcha bien, pero no siempre es así, porque a veces las patologías no causan dolor y no todos los niños tienen el mismo umbral de dolor, lo que provoca que en ocasiones no se quejen de sus molestias.
Por eso escribo este artículo, para concienciar de la importancia que merecen las revisiones dentales y que no debemos creer que todo marcha bien sin asegurarnos de que realmente es así. Muchas veces cuando el dolor aparece ya es tarde, lo que vuelve el tratamiento más complejo y traumático para ellos. Por eso, la mejor forma de convenceros es definir las revisiones dentales como una forma de evitarles dolor y situaciones complicadas a nuestros hijos con un simple acto de unos pocos minutos.
Para ello hablaremos de dos clases de revisiones dentales:
En casa
Una de las cosas que no podemos descuidar es el revisar y repasar el cepillado dental de nuestro hijo en casa. Todos los menores de 8 años deberían ser cepillados a posterior por su padres, repasando además si lo han realizado bien para incidir en las zonas en las que deben prestar más atención. El sueño, la televisión o la simple falta de ganas van a hacer que se cepillen rápido, muerdan el cepillo o no se cepillen los dientes superiores. A partir de los 8 años, recomendamos el uso de revelador de placa para revisar si ha quedado alguna zona coloreada tras el cepillado.
Además, en edades de 5 a 13 años pueden erupcionar los molares de los 6 años o los de los 12 sin darnos cuenta, por lo que no llegan a cepillarlos y cuando han terminado de aparecer, se ha creado una caries o aparecen con algún defecto en la formación, como la hipoplasia o la Hipomineralización incisivo molar (MIH). Otras veces, pueden aparecer los dientes definitivos por otra zona, sin haberse caído el de leche, lo que desvía su trayectoria provocando que aparezcan inclinados (en este artículo puedes consultar más información sobre este fenómeno, llamado erupción ectópica).
Sin embargo, en casa tenemos limitaciones provocadas por la propia oscuridad de la cavidad bucal, que dificulta nuestra visión, y también por los conocimientos de la materia. Por eso, para una revisión eficaz y exhaustiva necesitaremos de la ayuda de un experto a través de una revisión dental en clínica.
Este tipo de revisiones deben siempre realizarse con la regularidad que nos indique el profesional, ya sea cada 3, 6 o 12 meses, dependiendo del riesgo de caries del niño y de su edad, hábitos o rutinas.
En clínica
A todas las edades, las revisiones sirven para comprobar que tenemos una salud bucodental correcta y evitar dolores innecesarios, y no iba a ser menos con nuestros hijos. Si diagnosticamos una enfermedad a su inicio es más sencilla de tratar y menos doloroso e invasivo será el tratamiento a recetar, con las caries ocurre lo mismo, además, la información es clave para analizar y mejorar la rutina de cepillado a esas edades.
También, son necesarias las pruebas radiológicas en una clínica dental para poder diagnosticar las caries interproximales que se forman entre los dientes y que no normalmente no pueden apreciarse a simple vista en una revisión hasta que ha cavitado 1 o incluso las 2 piezas adyacentes, puesto que se fractura el esmalte cuando la amplitud de la lesión es demasiado grande.
Además, en este tipo de revisiones también podemos diagnosticar y tratar otras patologías relacionadas como la salud bucal, tales como mordeduras, aftas, gingivitis, quistes, mucoceles o incluso tumores bucales.