El desarrollo de los dientes a lo largo de la infancia y de la adolescencia conlleva una serie de procesos fisiológicos que hacen que el tratamiento sea diferente al de un adulto. Las patologías y la manera de tratarlas es parecida, pero no exactamente igual. Además, los niños tienen una menor apertura bucal, y mayor dificultad para mantener la boca abierta durante mucho tiempo. Además, les es más fácil distraerse con cualquier objeto que tengan a su alrededor.
Más importante aún que los aspectos clínicos, la verdadera diferencia en el tratamiento infantil es la psicología del niño, pues el miedo a lo nuevo desempeña un papel muy importante. Un especialista en niños (odontopediatra) está mejor capacitado a tratar con pacientes infantiles ya que:
- No muestran objetos que puedan causar miedo.
- Explican el tratamiento con palabras simples.
- Son pacientes y muestran una actitud divertida que hará que el niño no pase miedo.
Todos tenemos recuerdos de nuestra infancia que no olvidaremos jamás, tanto buenos como malos. A edades tempranas es comprensible que ciertos ruidos, olores y sensaciones nuevas puedan causar temor en los más pequeños.
Pero, ¿y si os hubieran dicho que la turbina es una ducha para limpiar los dientes a pesar del ruido que genera? ¿Y si llamamos agua dormilona a la anestesia? ¿O que el empaste es como una plastilina de la boca para tapar un agujerito y curar los dientes?. Son sólo unos ejemplos de como nuestro cerebro va asociar estar experiencias de una forma muy diferente dependiendo de cómo nos lo expliquen.
¿A qué edad es recomendable visitar a un odontopediatra?
Hay muchos motivos por los que es recomendable visitar a un odontopediatra en edades tempranas:
- Cuanto antes se acostumbren a visitar una clínica dental, las visitas posteriores serán como visitar a un familiar o amigo. La clínica se encuentra acondicionada para ellos con dibujos, juguetes y premios, lo que les motivará a volver felices y contentos. ¡Y en Vélez & Lozano lo conseguimos!
- Para aprender técnicas de higiene dental y promover hábitos alimentarios saludables. La prevención es nuestro objetivo. La detección precoz de caries o de defectos en el esmalte será determinante para tener una boca sana. Para ello, debemos realizar la primera visita desde el primer año de edad. Posteriormente, se harán revisiones cada 3, 6 o 12 meses en función del riesgo individual de caries. De esta forma, al hacer revisiones frecuentes, se podrá detectar a tiempo cualquier problema dental. Como dice el refrán “es mejor prevenir que curar”.
- Si ya ha aparecido alguna caries, un odontopediatra les explicará y les enseñará los tratamientos antes de realizarlos con un vocabulario fácil para disminuir el miedo. Con la técnica DECIR, MOSTRAR Y HACER junto con paciencia, compresión y empatía, les daremos la importancia que merecen los dientes temporales hasta que erupcionen los definitivos.
- Y si el miedo esta fuertemente arraigado o ha tenido experiencias negativas, en las consultas dentales infantiles, existe “el gas de la risa”. Se trata del óxido nitroso, un gas volátil que crea una sensación de bienestar y relajación, incluso risa, para trabajar de una forma más efectiva, creando un buen recuerdo.
- Por otro lado debemos de comprender que igual que existen diferencias entre los dientes definitivos y temporales, como el grosor de sus capas y la reabsorción de sus raíces, también existen algunos tratamientos y materiales a utilizar que son diferentes. Y un odontopediatra conoce mejor esos materiales y sobre todo que medicamentos pueden tomar los niños y sus respectivas dosis dependiendo su peso, edad y alergias.
- Un odontopediatra entiende el desarrollo de los dientes y los huesos de la cara mejor que un dentista de adultos. Esto le permite una detección precoz de maloclusiones y aplicar tratamientos de ortopedia a edades tempranas si los maxilares no están desarrollándose correctamente, evitando tratamientos mucho más complejos en la edad adulta.
Para favorecer que esta experiencia sea positiva es importante que en casa no le contemos experiencias personales que puedan atemorizarles, ni decir que les van a pinchar, ni decir que no os gusta o que os pone nerviosos ir al dentista. En cambio, debemos dar ejemplo y que os vean cepillaros los dientes y pasaros el hilo dental para generar buenos hábitos ya que os querrán imitar y así no olvidarán lo que los consejos que les hemos dado en la clínica dental.
Con todo esto conseguiremos, que nuestros hijos tengan una boca sana, libre de caries, o si existieran que el tratamiento sea de forma divertida. Reforzaremos la importancia de la prevención y la detección de las causas que generaron esas caries, para evitar caries nuevas. Solucionar problemas dentales o maxilares (huesos de la cara) de una manera divertida hará que la visita a la clínica dental sea un juego.