A menudo los adultos olvidamos de lo difícil que era ser niño. La etapa infantil es maravillosa, pero tendemos a pasar por alto que también tenía sus dificultades y problemas. Los pequeños tienen que hacer frente a determinados retos y circunstancias que no deben menospreciarse, ya que son momentos que requieren de grandes dosis de voluntad y esfuerzo.
Uno de ellos es el hecho de abandonar la chupeta y también dejar de chuparse el dedo pulgar. Como señalábamos en entradas anteriores del blog de Vélez & Lozano, tu dentista en Murcia, los odontólogos no prohíben el uso del chupete, aunque sí que recomiendan que no se prolongue más allá de los tres años de edad.
Aunque todavía no está muy claro si lo mejor es retirar su uso de manera brusca o hacerlo poco a poco, lo que sí que resulta recomendable es ser firme y a la vez comprensivo. Nunca hay que emplear castigos en esta circunstancia, aunque sí que se puede ser creativo e inventar una historia sobre la ‘pérdida’ del chupete o la ‘sustracción’ por parte de algún personaje de ficción.
Hay quien recomienda poner en la tetina un poco de limón o vinagre para que el niño sienta rechazo cuando se la meta en la boca. Nuestro dentista de confianza también puede ayudarnos y, si el niño es lo suficientemente maduro, explicarle con argumentos por qué no debe usar más la chupeta.
En esta entrada del blog de Vélez & Lozano, clínica dental que dispone de una división especializada en odontología infantil en Murcia, queremos ofrecer también a los padres una serie de consejos y recomendaciones sobre cómo ayudar a que el niño deje de chuparse el dedo.
Y es que, en ocasiones, tras dejar la chupeta, los pequeños suelen recurrir al pulgar para calmar la ansiedad. Aunque los padres lo desconozcan, chuparse el dedo es más perjudicial para la salud bucodental del niño que la chupeta y puede causar problemas más graves en lo que a la alineacipintar la uña con las farmacias. pode liml tiempo en el paladar del niño. ar mhupeta, suelen recurrir al pulgar para calmar la ón dental se refiere, ya que no sólo favorece la mordida abierta, sino que repercute en el paladar del niño.
Por eso, debemos frenar este hábito en su etapa inicial para que no se prolongue en el tiempo y, al igual que con la chupeta, mojar el pulgar en vinagre o zumo de limón, usar una tirita o esparadrapo, o pintar la uña con el esmalte específico que venden en las farmacias.