Dr. Fernando García Vélez
Es muy importante reponer los dientes que perdemos lo antes posible, y hay muchos motivos para ello. Al perder un diente suceden una serie de cambios en la boca: se mueven los dientes de alrededor y se pierde el hueso y la encía que sujetan al diente, se ve afectada la sonrisa, y, lo peor de todo, perdemos capacidad de masticar nuestra comida favorita.
Existen muchas formas de reponer los dientes que perdemos, aunque los autotrasplantes y los implantes dentales son las técnicas más adecuadas para casi todos los pacientes. Tradicionalmente se usaban otras técnicas como los puentes o las prótesis de quita y pon, soluciones mucho más incómodas e invasivas.
Cuando se empezaron a colocar implantes, hace más de 50 años, la actitud de los dentistas era colocar un implante por cada diente que perdíamos, siendo estos lo más anchos y largos posible.
Actualmente, se ha demostrado científicamente que los implantes se comportan mejor si hay más espacio entre sí o entre ellos y el resto de nuestros dientes. Esto es debido a que dejan más espacio para el hueso, que es el que les da soporte.
Además, con los avances tecnológicos, podemos fabricar implantes estrechos y cortos muy resistentes, y con mayores porcentajes de éxito.
Cuando perdemos un solo diente, lo reponemos con un solo implante y una corona. Pero, ¿y si tenemos dos o más “huecos” seguidos?
Hay muchísimas posibilidades y variedades de tratamiento. Para planificarlo se realiza un estudio con tecnología 3D y se decide cuantos implantes necesitamos para reponer los dientes perdidos en función de:
- Número de dientes a reponer
- Densidad del hueso
- Contra que van a chocar los implantes
- Distribución de fuerzas
- Material a utilizar en la prótesis
- Potencia masticatoria