La endodoncia y el uso del microscopio

A raíz del último artículo de mi compañero Félix, en el que hablaba del microscopio óptico y su aplicación en el campo de la odontología, me gustaría abordar un tema relacionado que considero podría ser interesante: ¿por qué el microscopio se usa precisamente en endodoncia?

Y es que durante el artículo, en el cual se repasaba un poco la historia del microscopio óptico, se hacía referencia a su introducción como materia obligatoria en los posgrados en Endondoncia en los Estados Unidos, así que me gustaría explicar por qué es la endodoncia la especialidad, de entre todas las que conforman la odontología, que más se beneficia del uso del microscopio óptico, o que al menos comenzó a hacerlo primero.

Empecemos por lo básico y refresquemos conceptos,

Una endodoncia es lo que coloquialmente se conoce como ‘matar el nervio’, y quizá conozcas a a alguien a quien se lo hayan realizado, o quizás incluso a ti mismo. El término procede de la unión de endo, que significa interior, y doncia, que hace referencia al diente.

Cuando tenemos una caris muy profunda, una fractura o una infección dental, para solucionarlo debemos entonces acceder al interior del diente, literalmente. Como comprenderás, la visibilidad en estas condiciones es muy reducida, debido a, entre otras, estas razones:

  • Muchas veces se realiza en la parte posterior de la boca
  • La entrada a las raíces se encuentra en una cavidad de tamaño muy reducido
  • El tratamiento se hace a través de un agujero de un par de milímetros en la superficie del diente
  • A través de ese agujero hay que introducir el instrumental para limpiar y desinfectar las raíces del diente
  • Esas raíces tienen un acceso minúsculo, de a penas unas décimas de milímetro
  • Si encima hay una corona antigua la visibilidad es mucho menor

Por todos esos motivos la endodoncia es el tratamiento que más se beneficia del uso del microscopio y no solo por los aumentos…

El microscopio nos permite trabajar en un rango desde 2,5x hasta 25x, por lo que vemos mejor el acceso a las raíces, y por lo tanto las tratamos mucho mejor. Podemos ver cosas que de otra forma serían invisibles: pequeños obstáculos como calcificaciones a la entrada de los conductos radiculares, lesiones en el interior del diente o conductos accesorios microscópicos.

También nos ayuda mucho porque ilumina mejor. El microscopio lleva una luz de xenón confocal que nos permite tener una imagen con tridimensional de profundidad. Es una luz muy potente y que está orientada en la misma dirección que la lente, por lo que no genera sombras.

Mejora nuestra postura de trabajo. Los dentistas tenemos una ergonomía horrible, si te fijas casi siempre estamos trabajando con la espalda doblada para poder asomarnos a la boca de nuestros pacientes. Con el microscopio la postura de trabajo es recta, por lo que estamos más cómodos y nos podemos concentrar en hacer un tratamiento adecuado.

El microscopio es el mejor amigo de un endodoncista, hace que podamos ver donde antes sólo podíamos intuir, y con ello ha mejorado considerablemente el éxito de nuestros tratamientos.