Damos por hecho que si has llegado hasta esta entrada es porque tienes un mínimo de interés en ampliar tus conocimientos sobre el tema, por lo que déjanos aclararte primero que lo que habitualmente se conoce como ‘nervio’ del diente, en realidad es la pulpa dental, y que no son lo mismo.
De hecho, el nervio forma parte de la pulpa, de ahí la errónea asociación. Al realizar una endodoncia, en realidad lo que se hace es vaciar la pulpa del diente, no ‘matar el nervio’. Aunque ya abordaremos eso más adelante. Empecemos, como siempre, por el principio:
¿Qué es (entonces) la pulpa dental?
La pulpa dental es el tejido blando que se localiza en el interior del diente, en la conocida como cavidad pulpar, y que se extiende hacia la raíz del diente como el canal o conducto radicular que se abre hacia el tejido que soporta el diente, el periodonto. Contiene el nervio, los vasos sanguíneos y el tejido conectivo.
Podría decirse que es ‘el corazón del diente’, ya que es la encargada de conectarlo con nuestro organismo.
Funciones de la pulpa dental
Como hemos dicho, la principal función de la pulpa es la de servir de unión entre el diente y el organismo. Es la encargada de ‘dar vida’ a esa pieza dental, la que nos transmite sensaciones de frío o calor, dolor, sensibilidad…por ello tras una endodoncia (una bien realizada, al menos) desaparece el dolor. Aunque esto tiene algo que ver también con la infección y te lo explicamos con más detalle en este artículo.
Además, la pulpa es la encargada de iniciar la formación del diente, nutriéndolo hasta que está completamente desarrollado y forma la dentina.
Afecciones pulpares
Aunque sin duda alguna la causa más frecuente de afección pulpar es la infección por caries, también existen otros procesos que pueden afectar de forma negativa a la pulpa dental:
- Químicos: Tanto por intoxicación como por abrasión dental. Algunas personas se los llegan a provocar a sí mismos por usar productos caseros o poco recomendables para realizarse blanqueamientos dentales.
- Físicos: Los más habituales por traumatismo o golpe, que causa una fractura y afecta a la pulpa. También puede darse el caso en formas graves de bruxismo sin tratar, ya que la fricción va debilitando la capa exterior del diente. Aunque son menos frecuentes, también pueden producirse daños por cambios de temperatura o de presión (por ejemplo en buzos), y en algunos casos eléctricos -en caso de accidente y descarga- o radioactiva.
- Infecciosos: El que todos conocemos, la famosa pulpitis, provocada por la caries.
Sea por la causa que sea, estas afecciones pueden tener diferentes grados de gravedad, lo que generará unas u otras consecuencias, desde una mayor sensibilidad dental hasta la pérdida total de la pieza por necrosis, es decir, la muerte del nervio.
La forma que tenemos de identificar la gravedad de esta lesión es, muchas veces, con el propio dolor del paciente. Si se trata de un dolor que aparece solo ante la toma de alimentos muy fríos o muy calientes, y que desaparece tras cesar la exposición a dichas temperaturas, se tratará de una lesión leve, probablemente.
Si por el contrario el dolor es punzante, repentino y aparece y desaparece, acentuándose sobre todo a la hora de dormir, es probable que se trate de una lesión irreversible.
Cuando ocurre por una infección bacteriana, es decir, caries, la pulpa busca una vía de escape por la punta de la pieza dental afectada, logrando así llegar hasta la encía, lo que ocasiona que la infección se traslade a la misma y provoque brotes de pus, pérdida ósea y la formación de un absceso. Si no se trata a tiempo mediante una endodoncia, puede afectar al resto de piezas dentales.
Esperamos que con esto os haya quedado claro de qué hablamos en realidad cuando hablamos de pulpa dental o nervio. Ante cualquier tipo de duda, puedes dirigirte a nosotros a través de los canales habituales.