¿Qué hacer si me rompo un diente de un golpe?

Aunque no lo parezca, los dientes son la parte más dura del cuerpo humano, más incluso que los huesos. De hecho, si lo reflexionáis un segundo, seguro que se os ocurren muchos más ejemplos de personas que se hayan roto los huesos que los dientes. Sin embargo, los accidentes ocurren, y cuando llega el momento, los traumatismos dentales suelen asustar. Sobre todo porque, aunque siempre es mejor no caerse, cualquiera preferiría impactar contra el suelo con las manos o los codos que con la boca.

Si, por desgracia o mala suerte, llega el momento, una de las primeras cosas que debemos hacer tras sufrir un golpe es acudir de urgencia a una clínica dental. De hecho, evidentemente si no reviste de una gravedad importante, será de las primeras cosas que nos indiquen en el hospital o el consultorio médico. No es poco habitual para nosotros como clínica dental recibir a pacientes con el labio recién suturado tras un accidente, para solucionar también su problema dentario.

Lo primero en estos casos es tranquilizar al paciente, que normalmente acude muy nervioso, y evaluar los daños para poder actuar en consecuencia y según el diagnóstico inicial. Las consecuencias más esperables de un traumatismo dental suelen ser:

Fisura

Aunque normalmente no se acude de urgencia por ello, ya que es algo de lo que podemos percatarnos días o incluso meses más tarde, una fisura puede revistir cierta gravedad para nuestros dientes dependiendo de si afecta a la corona, a la raíz o a ambas partes del diente.

Uno de los problemas que presentan es que pueden ser imperceptibles y no causar dolor, por lo que si han sido provocadas por un golpe, solemos desviar nuestra atención a la parte afectada que si nos duele, los tejidos blandos como la piel o los labios o quizá incluso la mandíbula. Sin embargo, es importante detectarlas a tiempo, ya que la pieza se va debilitando por la fisura y puede llegar a romperse completamente en otro momento.

Las fisuras requieren diferentes tratamientos debido a su forma (vertical, oblicua u horizontal) y a su profundidad o extensión. Si la fisura es leve o moderada, intentaremos rellenar con cemento biocompatible, normalmente composite, para ayudar a preservar el diente y que no acabe rompiéndose del todo. En casos algo más graves en los que se haya visto afectado el nervio, tendremos que recurrir a una endodoncia y a una reconstrucción de la pieza algo más exhaustiva, como una corona o una incrustación cerámica.

En otros casos aún más graves, la pieza es completamente insalvable y no queda más remedio que extraerla.

Suelto

En otras ocasiones, tras el golpe, nuestros dientes quedan algo ‘sueltos’ o ‘flojos’. Lo más normal en estos casos es acudir pronto a la clínica dental, ya que es habitual sentirse bastante asustado y/o preocupado cuando nos damos cuenta. Además, en muchas ocasiones, también sangramos por el tejido blando (la encía) alrededor del diente o dientes afectados, lo que aumenta el nivel de preocupación de quienes lo han sufrido. Sin embargo, según la edad del paciente y la movilidad del diente en cuestión, no tiene por qué tratarse de nada grave.

Por ejemplo, en este caso que subimos en nuestras redes sociales y que podéis ver aquí:

Como veis, gracias a una ferulización se inmoviliza el diente hasta que el ligamento periodontal (que ha sido la zona afectada y que provoca que se mueva la pieza) se recupera del todo. Este tratamiento es muy eficaz, poco invasivo y totalmente indoloro, por lo que son todo ventajas.

Fractura

Aquí sí que no hay dudas: si te rompes un diente después de un golpe, lo vas a saber al momento. Lo vital en estos casos es darle la importancia que tiene y acudir cuanto antes al dentista, donde evaluaremos el grado de afectación del diente, pudiendo ser:

Leve, una lesión que abarca solo el esmalte. Lo más habitual es cubrir la dentina expuesta con composite.

Moderada, una lesión que afecta al esmalte y a la dentina, con pérdida parcial del diente pero sin afección del tejido pulpar. Se repararía también con composite estético, aunque en este caso se simularía el ‘trocito’ de diente arrancado que falta.

Grave, una lesión que ya ha afectado al tejido interno del diente y expone la pulpa y daña el nervio interno. En estos casos no hay más remedio que realizar una endodoncia preventiva para evitar infecciones y después restaurar el diente de la forma que se crea más adecuada, lo que dependerá tanto de la pieza como de la fractura. En ocasiones será una restauración cerámica como una incrustación o una corona, y en otras con composite será suficiente.

Muy grave, la que provoca la pérdida completa del diente y puede llegar a afectar a la raíz y al hueso maxilar. Aunque las circunstancias del golpe no siempre lo permiten, lo indicado es enjuagar la pieza perdida y sumergirla en leche (si es desnatada, mejor) y acudir a la clínica dental cuanto antes. Si no tardamos demasiado, hay posibilidades de que nos puedan reimplantar la pieza, aunque esto depende de muchos factores, como la afectación del ligamento periodontal y el hueso maxilar. Para controlar la hemorragia, con colocar una gasa en el hueco del diente alvusionado será suficiente. Lo más importante en situaciones así es conservar la calma.

Necrosis o muerte

Para entender cómo puede llegar a ocurrir algo así tras un golpe, es necesario comprender primero que consideramos necrótico a un diente por el que ya no fluye sangre. Tras una contusión grave, no siempre se fractura el esmalte, que como ya hemos indicado se trata de la parte más dura del cuerpo, pero sí que pueden haberse visto comprometidos los vasos sanguíneos que irrigan a ese diente (o dientes) en concreto, produciéndose entonces la muerte de la pulpa.

Aunque suele ser paulatino, el síntoma más claro de esta muerte pulpar es el oscurecimiento del diente, y es importante acudir a la mayor brevedad posible para que así una endodoncia pueda salvarlo. En caso contrario habría que extraerlo, pero siempre que sea posible se intentará mantener la pieza original. Después, como el diente ha perdido su vitalidad completamente, es necesario recurrir a una carilla dental o a un blanqueamiento interno para devolverle su estado estético anterior.

Cambio de color

No siempre el oscurecimiento o cambio de color de un diente está provocado por la necrosis del mismo, afortunadamente. En ocasiones la contusión provoca que los minerales que se encuentran en el torrente sangüíneo se infiltren en el mismo, lo que provoca este cambio de color. Si te preocupa el resultado estético, en tu clínica dental de confianza podrán ayudarte. Se pueden conseguir resultados tan espectaculares como este: