¿Cómo afecta el verano a nuestros dientes?

El verano es la época del año en la que la mayoría de personas tienen vacaciones y aprovechan para hacer pequeños viajes, en los que es muy fácil perder la rutina dental. Tratamos de disfrutar tan al máximo de nuestro periodo de descanso que a veces olvidamos llevar a cabo un mínimo de higiene bucal. 

Desde Vélez & Lozano vamos a darte algunas recomendaciones para que a la vuelta de las vacaciones no notes tus encías inflamadas, recaigas en un problema periodontal o te espere alguna que otra caries.

PLAYAS Y PISCINAS

El verano es también la época del año en la que, debido al calor, hacemos más uso de las piscinas, y aunque en principio es algo que la gente no suele tener en cuenta, debemos de tener cuidado con la exposición a cloro y otros químicos a la hora de cuidar nuestra salud dental. Y es que una larga exposición a estas sustancias fomenta el cúmulo de sarro y la aparición de manchas amarillentas en nuestros dientes, de ahí que las personas que practican deportes acuáticos tengan más placa dental.

Además, el buceo puede provocar dolor de mandíbula si no se sabe cómo se debe colocar correctamente la boquilla del regulador de aire. Bucear puede provocar también barodontalgia, que causa dolor dental debido a que la cámara pulpar del diente debe adecuarse a la presión atmosférica que experimenta, sobre todo si el buceador tiene grandes caries, empastes, encías inflamadas o infectadas.

SENSIBILIDAD

En verano es cuando consumimos alimentos fríos como helados, café con hielo, granizados o incluso agua recién sacada de la nevera. Sumado a que en verano consumimos más alimentos ácidos como refrescos, vino blanco, cerveza, gazpachos…etc., se suele traducir en unos dientes desmineralizados que favorecen la aparición de sensibilidad dental.

HIDRATACIÓN Y SALIVA 

Factores como un aumento de las temperaturas, una mayor exposición solar y un aumento de la actividad social y de la práctica de deporte provocan que nuestro organismo pierda mayores cantidades de agua y tenga que adaptarse. Esta adaptación implica una serie de cambios en el organismo para poder mantener unos niveles adecuados de hidratación y la concentración de sales de la misma. 

La sequedad bucal suele estar ligada a una reducción de los niveles de saliva, elemento vital para la protección de nuestros dientes. Por ello, es fundamental mantener una constante hidratación y una concentración adecuada de estas sales a través de una ingesta regular de agua y bebidas sin azúcar, así como frutas y verduras, ya que éstas, además de contener agua, favorecen una mayor salivación.

La disminución de la saliva puede favorecer la aparición de lo que popularmente conocemos como ‘boqueras’ (queilitis angular) y crea un ambiente idóneo para la proliferación de bacterias, lo que aumenta el riesgo de desarrollo de caries, gingivitis (inflamación y sangrado de las encías), problemas para tragar, hablar, comer, llevar prótesis dentarias o, incluso, puede producir dolor, irritación o quemazón de la lengua. Estas situaciones bucales junto a la halitosis, y la hipersensibilidad son los problemas bucodentales más frecuentes en época estival.

ALIMENTACIÓN

El verano es también una época en la que solemos cambiar nuestros hábitos alimenticios. Comemos alimentos que normalmente no consumiríamos y en horarios a los que tampoco estamos acostumbrados, aumentamos el consumo de bebidas energéticas, carbonatadas y azúcares en general y, en ocasiones, de la ingesta de alcohol.

Todos estos factores, sumados a una higiene dental insuficiente a consecuencia de la pérdida de nuestra rutina tradicional, pueden provocar, entre otras cosas, un aumento de la posibilidad de desarrollar caries o sufrir halitosis. Por ello, mantener nuestra rutina de higiene debe ser nuestra prioridad a la hora de tener una boca sana y paliar los estragos del verano, pero también deberemos tener en cuenta otros factores que nos serán de gran ayuda, como por ejemplo priorizar el consumo de un tipo de alimentos sobre otros, ya que nos ayudarán a cuidar nuestros dientes en verano:

  • Frutas y verduras de temporada. La sandía y el melón son dos de las frutas de temporada estival que más nutrientes aportan al cuerpo y al mismo tiempo ayudan a hidratar nuestro organismo, algo de lo que ya hemos mencionado su importancia.
  • Pescado y marisco. El verano es una época estupenda para consumir pescados como la sardina, cuyo contenido en flúor y en ácidos grasos Omega 3 favorecen nuestra salud dental. Y es que ambos nos ayudan a prevenir y controlar tanto la inflamación como el sangrado de las encías.
  • Queso fresco y lácteos en general. Como la gran fuente de calcio que son, ayudan a mantener fuertes nuestros dientes e hidratan nuestra boca.

Por último, pero no por ello menos importante, no hay que usar los dientes para abrir bolsas, botellas o recipientes de ningún tipo. Parece un consejo muy básico, pero es algo que muchísima gente hace sin siquiera darse cuenta.

No descuides tu salud e higiene dental en verano, pues sigue siendo compatible con disfrutar de las vacaciones. Y recuerda que el verano es para sonreír más que nunca. Si quieres irte a la playa o de viaje con la satisfacción de tener ‘los deberes hechos’ y acudir a una revisión o realizarte una limpieza, o incluso un tratamiento estético como un blanqueamiento, te animamos a acudir a nuestra Clínica Dental en Murcia, donde estaremos encantados de ayudarte de la forma en la que sea posible.

Autor: Jacobo Martínez