¿Cómo clasificamos a los pacientes con periodoncia?

Como experto en periodoncia en Vélez y Lozano, os podéis imaginar que son muchas las veces que explico al mes a un paciente qué es lo que le sucede y cómo lo sé, debido a que son muchas las preguntas que le surgen en este sentido. Es decir, cuando le digo a una persona sentada en el sillón que debe realizar un tratamiento determinado y que debe acudir a sus revisiones cada cierto tiempo, casi siempre se pregunta: ¿Y en qué criterio te basas para decidirlo?

Es cierto que no todos los pacientes que sufren la enfermedad periodontal se encuentran en el mismo punto, y por supuesto existen unos criterios prefijados en la clínica que nos permiten distinguir entre unos u otros protocolos a aplicar según el caso al que nos enfrentemos.

Pero, y aunque a veces siento que me repito, antes de entrar en esa materia tenemos que remontarnos un poco, porque si no el paciente no puede entenderlo.

¿Qué es la periodontitis?

La periodontitis es la fase más avanzada de la enfermedad periodontal y se caracteriza por la destrucción de los tejidos de soporte de los dientes, como son la encía, el cemento radicular, el ligamento periodontal y el hueso.

Uno de los principales problemas de esta enfermedad es que puede pasar desapercibida durante muchos años, debido a que no siempre va acompañada de sintomatología, y no produce cambios visibles a nivel estético en sus fases iniciales.

Por ello insistimos en la importancia de un diagnóstico precoz, que evita que se produzcan secuelas irreversibles (espacios entre dientes, movilidad dental, pérdida de piezas dentales…etcétera).

Y aquí viene el tema que nos ocupa,

¿Cómo se diagnostica (y clasifica) a un paciente periodontal?

Bien, para diagnosticar la enfermedad nos servimos de diferentes pruebas:

  1. La exploración oral: La primera prueba, con un alcance más limitado, es la primera exploración oral que se produce en el gabinete, con el paciente en el sillón. Evidentemente, como ya hemos explicado con anterioridad, la enfermedad periodontal a veces es asintomática y además no produce cambios estéticos apreciables en sus fases iniciales, por lo que este tipo de exploración tiene sus limitaciones. Sin embargo, exploraremos al paciente en busca de señales de alarma como pudieran ser el aspecto de las encías, el color o la forma que estas presentan, algún signo de inflamación preocupante, acumulación de sarro en la zona, sangrado…etcétera.
  2. Radiografías: Las pruebas radiológicas son, evidentemente, una forma más fiable y concisa de detectar esta y otras enfermedades. En el caso que nos ocupa, nos permite descubrir si se ha producido pérdida en la zona de inserción del diente, que como ya hemos visto es una característica típica de la periodontitis. Además, estas pruebas nos permiten localizar las zonas más afectadas y cuantificar la pérdida de hueso.
  3. Periodontograma: Esta es, sin duda, la prueba clave, que se realiza mediante diferentes sondajes que nos permiten localizar las bolsas periodontales y analizar su profundidad y tamaño. Os la explico con más detalle:

¿Qué es un periodontograma?

El periodontograma es una especie de ‘mapa de las encías’ en el que plasmamos una serie de datos acerca de la salud de las encías del paciente en una gráfica para poder realizar un diagnóstico con toda la información posible. Cuando se realiza ya sabemos que el paciente es un paciente periodontal, y el objetivo de la misma es poder planificar un tratamiento de calidad para solucionar el actual problema del paciente.

El periodontograma se realiza mediante sondajes que nos aportan acceso directo a la zona más interna del periodonto, lo que nos ofrece información clara y precisa sobre la presencia de las bolsas periodontales, el lugar en el que se ubica este problema infeccioso.

Esto nos permite trazar este ‘mapa de las encías’, anotando en él dónde se localizan estas bolsas periodontales, su tamaño y la profundidad a la que se encuentran. El objetivo es emitir un diagnóstico eficaz, para posteriormente diseñar un tratamiento periodontal personalizado.

¿Cómo se clasifica (y trata) a un paciente periodontal?

 “Entonces… ¿cómo clasificas y decides el tratamiento de un paciente periodontal?”, te estarás preguntando. Aunque no es una ciencia exacta, podemos decir que las bolsas periodontales de entre 1 y 3 mm (calculadas con el sondaje que he explicado antes) suelen asociarse a una bolsa saludable. Las de 4 mm ya presentan indicios de periodontitis leve o moderada y las superiores a los 5 mm ya no pueden limpiarse de forma adecuada, por lo que requieren otro tipo de tratamientos.

Por tanto, y enumerando, según los resultados de las pruebas anteriormente descritas, podemos hablar de pacientes con:

Gingivitis: Se produce inflamación y sangrado de encías, pero no es necesario ni un sondaje periodontal ni se ha producido pérdida de hueso. Se tratará con una profilaxis dental e instrucciones en técnicas de higiene específicas para el paciente.

Periodontitis leve y/o moderada: Cuando ya hay pérdida de hueso y sondajes superiores a 3mm, además de abundante acumulación de placa y sarro, se hace necesaria una profilaxis más ‘profunda’. Este tratamiento se conoce como raspado y alisado radicular o curetajes y se basa en la limpieza de los dientes por debajo de la encía bajo anestesia local. Suele realizarse en varias sesiones y además lleva asociado el uso de antibióticos y antisépticos específicos.

Periodontitis avanzada: En casos en los que la pérdida de hueso es muy elevada y ha disminuido notablemente el anclaje de los dientes (en esta fase solemos encontrar movilidad en varias piezas dentales) suele ser necesario cirugía de las encías, extracción de las piezas más afectadas y sustitución por implantes dentales.

 

Espero que con esto haya aclarado parte de vuestras dudas, aunque siempre estaré disponible para atenderos, tanto en redes como en la sección de comentarios y, por supuesto, en el gabinete.