Si te interesa la ortodoncia y eres seguidor de nuestro blog, es muy probable que hayas leído ya nuestro artículo sobre las diferentes maloclusiones que trata la ortodoncia. Si no, te instamos a hacerlo en este enlace, aunque de todos modos vamos a recapitular un poco para poder abordar el tema de hoy.
Primeramente, aclarar que el término maloclusión hace referencia a la situación en la que se produce un mal contacto entre los dientes superiores e inferiores al morder o cerrar la boca, y se clasifican en ‘clases’ según su forma de encajar (o no hacerlo) en el plano sagital.
De forma muy breve y a modo casi de esquema, podríamos decir que:
- La clase 1 es aquella que se establece cuando hay una relación ideal entre el maxilar y la mandíbula.
- La clase 2 se produce cuando la mandíbula (o maxilar inferior) no se ha desarrollado correctamente y se encuentra en una posición ‘más hacia atrás’ de la que debería.
- La clase 3, sin embargo, se produce cuando la mandíbula se ha desarrollado más de la cuenta y ‘sobresale’ por delante del maxilar superior.
Hoy vamos a dar un paso más allá en nuestra explicación de clase III, y de cómo podemos corregirla cuando la detectamos a edades tempranas (porque después es más complicado). De hecho, vamos a hablar del dispositivo de ortopedia más usado en estos casos: la máscara facial.
¿Qué es la máscara facial?
La máscara facial es un aparato utilizado en ortodoncia a edades tempranas y cuya finalidad es la de corregir el desarrollo desproporcional de crecimiento de mandíbula o maxilar. Como ya hemos indicado, la norma es que el maxilar cubra la mandíbula, quedando todos los dientes superiores por encima de los inferiores. En ocasiones donde encontramos lo contrario, estamos ante un caso de mordida cruzada en el que la mandíbula queda por delante del maxilar.
Esto puede deberse o bien a un problema de tamaño del maxilar, que es pequeño en relación a lo ideal, lo cual se considera hipoplasia maxilar, o bien de la mandíbula, que se desarrolla más de la cuenta, lo cual se conoce como prognatismo mandibular. También puede darse una combinación de ambas.
El efecto producido por la máscara es la protracción hacia delante del maxilar, resolviendo así la mordida cruzada anterior.
¿Cómo se utiliza la máscara facial?
La máscara facial se coloca por fuera de la boca, es decir, de manera extraoral, y se apoya en la barbilla y en la frente del paciente a la vez, además, cuenta con unas almohadillas en estas zonas para mayor comodidad.
Se engancha mediante unos elásticos o gomas al disyuntor, un aparato intraoral que en muchas ocasiones se utiliza de manera conjunta con el tratamiento para conseguir una disyunción palatina rápida, algo que ya explicamos con anterioridad en nuestro blog.
¿A qué edad se usa la máscara facial?
La clase III es, de todas las maloclusiones tratables por la ortodoncia, aquella que antes debemos tratar y la que exige que antes actuemos. Diversos estudios científicos han constatado que cuanta más temprana sea la edad en la que comencemos a aplicar el tratamiento, mejores y más estables son los resultados que se logran con él.
Por ello es importante no faltar a las revisiones periódicas en la consulta dental, para así poder diagnosticar este tipo de maloclusión cuanto antes y así poder llevar a cabo el tratamiento adecuado.
¿Cuántas horas hay que llevarlo?
El uso de la máscara facial suele iniciarse durante la noche y, según las indicaciones del ortodoncista y las necesidades del tratamiento, puede alargarse a el periodo en el que el paciente permanezca en casa, recomendándose unas 14 horas diarias. Es decir, por la tarde y por la noche.
En este caso de Antes y Después, que también podéis encontrar en nuestras redes, podréis ver el cambio físico que se busca con su uso, con unos resultados finales excelentes:
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Como podéis observar, se ha producido un cambio notable en la posición del maxilar y la mandíbula, ¡en tan solo 5 meses!
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